En esta sección describo con mayor o menor detalle la historia de la construcción de las más importantes catedrales de España de estilo gótico. Están ordenadas alfabéticamente.

Catedral de Santa María de Astorga (1471)

La catedral gótica actual se empezó a construir el 16 de agosto de 1471 en el mismo solar donde se encontraba la anterior catedral románica. La parte gótica de la fabrica corresponde a su interior, ábside, naves y capillas y mantiene perfectamente una armonía con otros estilos como el neoclásico de la fachada sur y el claustro realizado por Gaspar Lopez, el renacentista de la fachada de los Obispos construida por Rodrigo Gil de Hontañon y el barroco de la fachada principal.
Tiene planta basilical de tres naves y la central se prolonga sobre la planta románica primitiva. Capillas laterales entre los contrafuertes, con sendos adoratorios a modo de crucero marcado al exterior; cabecera de tres ábsides poligonales y en los pies, fuera del nivel de las naves como en León, las dos torres. Se cubre con bóveda de crucería de gran variedad y por soportes cuenta con pilares abaquetonados sin capiteles que se prolongan en los nervios de las bóvedas. Aún se encuentran trazas de las toberas del sistema de ventilación de bóvedas y bajocubiertas, que han desaparecido de otras catedrales tras las sucesivas restauraciones a las que han sido sometidas. Dicho sistema funciona simplemente abriendo unos pequeños huecos en los plementos de las bóvedas, a modo de rejillas de ventilación y que en la catedral de Astorga se pueden observar en casi todos sus tramos.
Las dos torres son gemelas con chapiteles empizarrados, la nueva denominada de las campanas que se terminó en 1704 y la vieja construida en 1678, fue restaurada y terminada en 1965. En su interior cabe destacar el coro que es de estilo flamenco en madera de nogal y temática literaria.
La catedral de Astorga tiene un detalle constructivo de carácter exclusivo que merece destacar. Si nos fijamos bien, observaremos una fuerte deformación en abanico de la estructura, que se curva ligeramente hacia el exterior. Esta deformación no es característica solamente de la de Astorga, pues se produce en mayor o menor medida en todos los edificios góticos. Aún así, en esta es tan patente que merece la pena dar una explicación. A parte de las deformaciones producidas por el fruto de asentamientos de cimentación o de los movimientos naturales de la fabrica, hay otra, que en este caso es más coherente y tiene que ver con los contrarrestos del edificio. El sistema de contrafuertes, botareles y arbotantes de una iglesia gótica sirven para soportar el empuje de las bóvedas y que, gracias a su sofisticación, los muros pueden aligerarse hasta el extremo de consistir más en vidrio que en piedra. Ahora bien, si empezamos a edificar un templo por hiladas consecutivas, tendremos que ir levantando más o menos al mismo tiempo los muros, pilares y contrafuertes. Llegará el momento en el que tengamos que construir los arbotantes, que son arcos apoyados por un lado en los contrafuertes y por otro encastrados en muros y pilares. Estos arbotantes equilibran el empuje de las bóvedas empujando, a su vez, en dirección contraria. Pero, ¿que hacer si aún, como es lógico, no hemos construido las bóvedas?. Si apoyamos los muros, sacándolos ligeramente de la vertical, en los arbotantes, conseguiremos contrarrestar parte del empuje de éstos en tanto no construyamos las bóvedas y les obliguemos, definitivamente, a cumplir la función para la que fueron previstos, y podremos, por tanto, levantar el conjunto sin correr riesgos de hundimientos prematuros.
Tiene el titulo de Apostólica. En sentido propio son Apostólicas aquellas que por la ininterrumpida sucesión de sus obispos se llega hasta los Apóstoles.
Como curiosidad diré que situado en un pináculo del ábside se encuentra la figura (veleta) de Pedro Mato. No se sabe en realidad si asistió o no pero sus hazañas se sitúan en tiempos de Napoleón o en la batalla de Clavijo.

 

 

Catedral del Salvador de Ávila (1170)

La primera catedral de Ávila tuvo su origen en la época de la repoblación de la ciudad, después de la conquista de Toledo en el año 1085 por Alfonso VI de León. El rey encargó a su yerno, don Raimundo de Borgoña, reconstruir la ciudad de Ávila. El conde don Raimundo, después de repoblar la ciudad inició la fabulosa empresa de construir una catedral. Este templo románico construido por Alvar García a partir de 1091 se mantuvo en pie durante casi cien años. Sobre los cimientos de este desaparecido templo, se levantó la actual catedral en forma de cruz latina. Los comienzos de la construcción de esta nueva catedral datan de la segunda mitad del siglo XII (1170). Se atribuye al Maestro Fruchel el proyecto y la dirección de las obras en su primera fase. Fruchel comenzó las obras por el ábside, según diseño de una catedral con cinco naves. La muerte le sorprendió en 1192, y el segundo arquitecto concibió el resto de la iglesia solo con tres naves, que se unen a la gírola por el crucero. La gírola construida por Fruchel, con sus nueve capillas y doble deambulatorio, es el monumento románico más grandioso de cuantos subsisten en España.
El color rosado y blanco de la piedra se debe al oxido de hierro que contiene, llamada por ello piedra sangrante, y la seleccionó el propio arquitecto en unas canteras próximas a la ciudad. Fruchel no hizo más que la gírola de esta catedral. El nuevo arquitecto prefirió abandonar el románico y dar trazas a unas naves altas, muy altas, según las formas del nuevo estilo gótico. Esta segunda fase se inicia hacia 1200 y se termina en 1230. En estos treinta años se levantan las tres naves, se cierran las bóvedas, se edifican las torres y el pórtico que desapareció más tarde. Se empleó la piedra berroqueña o de granito, más consistente que la arcillosa.
En una tercera fase, desde finales del siglo XIII a mediados del XIV, en pleno apogeo del gótico, se dan fin a las obras principales: reforma del crucero, terminación de los arbotantes, construcción del claustro y sacristías. Fue su impulsor el obispo don Sancho Dávila, que gobernó la diócesis desde 1312 a 1355. Coronó la catedral con almenas puntiagudas, que posteriormente desaparecieron superponiendo ladrillos a los muros sobre los que se asientan las cubiertas de madera. Originalmente, las bóvedas estaban cubiertas con losas de granito acanaladas. Desde 1458 a 1471 se trabajó en la portada de los Apóstoles. De esta época es también la Librería, luego llamada Capilla del Cardenal, hoy Museo.
Las vidrieras primitivas de los ventanales de la nave central desaparecieron a consecuencia del terremoto del 1 de noviembre de 1755. Desde entonces estuvieron tapiadas hasta mediados del siglo XX (1960-1965). El arco transversal, por encima del trascoro, fue añadido en el siglo XVII para contrarrestar el empuje de los pilares laterales. Como obras menores y de añadidura a la gran fábrica de la catedral corresponde señalar siete capillas erigidas por devotos particulares en honor a los santos de su especial devoción. La catedral mide 85 metros de largo, 42,50 metros de transepto y 28 metros de altura.
La portada lateral del norte estuvo colocada originalmente entre las dos torres, al final de la nave central. Fue trasladada al lateral norte por Juan Guas en 1475. Llamada portada de los Apóstoles por contener en sus jambas a los doce Apóstoles con sus repisas y doseletes. El conjunto gira en torno a la idea central del Juicio Final. En medio del tímpano, el Salvador, rodeado de ángeles con atributos de la Pasión. El frontis de la portada occidental es una obra muy posterior a todo el conjunto. La compuso Enríquez de la Serna entre 1779 y 1786, con piedra caliza, muy blanca, al estilo rococó. De las dos torres simétricas, que contrarrestan el empuje de las naves, solo una se terminó por completo. La otra quedó a medias a la altura del frontis. La torre mide 42,50 metros de alto, exactamente igual que el transepto. Datan de la segunda fase de construcción de la catedral (1200-1230), aunque su alzado es claramente románico. Los machones terminan en agujas exagonales. En la parte más alta, en el centro, una pirámide posterior, que a penas se divisa a ras del suelo. En las esquinas de los machones se encuentran unas hileras de desconcertantes bolas que destellean desde cierta altura con original efecto. Desconciertan las bolas porque no se sabe si este adorno se hizo con la piedra antes de colocarla, o después de construido los machones. Los adornos de las bolas caracterizan las construcciones monumentales del tiempo de los Reyes Católicos. Ambas torres se comunican entre si, por un pasadizo dentro de la iglesia, encima de la puerta principal. Cada torre tiene su escalera de caracol.
La nave central es de arquitectura sobria, sin adornos, de doble altura que las naves laterales y de un precioso estilo gótico. La nave central terminó en la misma linea longitudinal de las laterales, quedando fuera un pórtico abierto a las dos capillas situadas debajo de las torres. El pórtico se suprimió en el siglo XV, y se incorporó a la nave central, desplazando la portada, por lo que hoy la nave central es más larga que las laterales.
El conjunto de vidrieras de la catedral son, en su mayoría, góticas. Las del hastial se atribuyen a Juan de Valdivielso; corresponden a imágenes de Doctores con fondos de telas adamascadas. Las del hastial norte del crucero, datadas entre entre 1497 a 1514, son obra del artista Harnao de Flandes; representan, algunas de cuerpo entero y otras de medio cuerpo, a varias santas. Las vidrieras que está situadas sobre el ingreso de la girola, con santos y profetas, son renacentistas y atribuidas a Alberto y Nicolás de Holanda. Las más antiguas corresponden a las situadas en la Capilla Mayor, realizadas por Juan de Valdivielso y Harnao de Flandes, quienes terminaron de colocarlas en el verano de 1525. La mayor de todas, la más alta, en el centro, es del siglo XIII, aunque fue restaurada en 1537, en ella figura la Virgen con el Niño, en rojo y azul, con corona real y nimbo.
El retablo es sin duda la joya máxima de la catedral. La obra pictórica fue comenzada por el gran maestro palentino Pedro Berruguete en 1499, y aquí trabajó hasta su muerte ocurrida en 1503. Suyas son las ocho tablas de la predela, que representan a los cuatro evangelistas, en pie y descalzos, y a los cuatro doctores de la Iglesia, sentados y en actitud de leer o escribir. Tras la muerte de Berruguete, en 1504 es encargado de continuar el retablo el pintor Santos Cruz. Comenzó su trabajo llevando a fin el cuadro central superior que representa la Crucifixión y siguió con la Resurrección y la Adoración de los Magos. A la muerte de este, en 1508, le sucedió en el cargo Juan de Borgoña, quien culminó el retablo. Simultáneamente con los pintores, trabajaron también los tallistas o escultores. Para enmarcar el retablo comenzó en 1499 Roldán, y a su muerte le siguió Vasco de Zarza y sus discípulos.
Debajo de la primera de las cinco bóvedas de la nave central, se situó el coro actual a principios del siglo XVI, en madera de nogal. El cabildo recomendó la obra a Cornelio de Holanda en 1535, a imitación de la sillería de San Benito de Valladolid. Trabajaron en la misma también Juan Rodríguez y Lucas Giraldo, hasta su terminación en 1547. La sillería baja la componen treinta y nueve y la alta cuarenta y tres asientos. Tiene dos púlpitos: el de la Epístola en de hierro dorado, es gótico y renacentista a la vez. Es obra de Llorente de Ávila, quien lo trabajó entre los años 1520 y 1521. El del Evangelio es de estilo renacentista, fue encargado al Maestro Llorente en 1523. Se terminó en 1538. La escalera es obra de Diego de Ávila.
Detrás del altar mayor, dentro del arco central, se levanta el insuperable retablo y sepulcro del obispo Alonso Fernández de Madrigal, vulgarmente llamado El Tostado, a donde fueron trasladados sus restos el 10 de febrero de 1521. Murió este sabio prelado en Bonilla de la Sierra el 3 de septiembre de 1455. Fue un insigne y consumado escritor, tanto, que posteriormente se hizo famosa la frase: escribió más que el Tostado. El retablo en alabastro es la obra cumbre de Vasco de Zarza. Se divide en tres cuerpos. En el primero una representación de las virtudes teologales y cardinales. En el cuerpo medio, entre columnas, la efigie del obispo, sentado en su cátedra, vestido con capa pontifical, cubierto con mitra, en actitud de escribir. Encima, la Epifanía o Adoración de los Reyes Magos. En el ático, el Nacimiento del Niño Jesús. Las rejas que protegen el sepulcro fueron forjadas y cinceladas en 1521 por fray Juan Dávila, lego dominico.
Es considerada una de las primeras catedrales de estilo gótico de España, fue declarada Monumento Histórico Artístico el 31 de octubre de 1914.

 

 

Catedral de la Santa Cruz y Santa Eulalia de Barcelona (1298)

En el año 1046, a iniciativa de los condes de Barcelona y el obispo Guislaberto, se empezaron las obras de una catedral, en estilo románico lombardo, que sustituía a una basílica más antigua, dañada primero por la invasión árabe y arrasada después por la incursión de Almanzor, en el 986. Doce años más tarde, en 1058, se consagraba el templo en presencia de Ramón Berenguer I y su nueva esposa, Almodis. La Seo estaba dedicada como las anteriores a santa Cruz y a santa Eulalia.
El día 1 de mayo de 1298 festividad de santa Cruz, se colocó la primera piedra de la nueva catedral. Era obispo Bernat Pelegrí, y en la ceremonia tomaron parte Jaime II y Blanca de Anjou. Es un edificio de medianas proporciones. El interior, de tres naves y girola en la cabecera alcanza unas proporciones de 79 metros de largo, 25 metros de ancho y 26 metros de altura en la nave central. Entre los contrafuertes se abren capillas, una por cada tramo de la girola y dos por cada una de las naves laterales. Por la parte baja de los óculos, recorre el edificio un triforio, con ventanas trilobuladas que siguen la pauta del 1300.
Las obras debieron comenzar hacia 1299 y fueron quizá replanteadas en 1317 al hacerse cargo de la dirección de las mismas Jaume Fabre, quien continuó al frente de la catedral barcelonesa al menos hasta 1338. Los comienzos fueron rápidos, pero la epidemia de peste de 1348 interrumpió, como en tantos otros lugares, la construcción. Entre 1365 y 1388 dirigía las obras Bernat Roca, quien debió ser el que cubrió las capillas laterales de las naves e ideó poner sobre ellas las espaciosas tribunas, alejando el muro de cierre del edificio hasta los contrafuertes exteriores. El mismo Bernat Roca comenzó en 1382 el claustro, y levantó los campanarios entre 1385 y 1389. Hacia finales del mismo siglo XIV dirigía la construcción Arnau Bargués, uno de los mejores arquitectos del gótico catalán. Posteriormente, entre 1413 y 1442, fue nombrado magister operis, el arquitecto Bartomeu Gual. Por el Libro de Obras de la catedral se sabe, que la última bóveda fue cerrada en 1448, quedando la fachada y el cimborrio por concluir.
A la muerte del obispo Francesc Climent Çapera en 1430, que había costeado buena parte de las obras de la catedral, quedaba concluido tan solo el zócalo del frontispicio. Se construyó un muro de cerramiento y la fachada permaneció sin alteración hasta el último cuarto del siglo XIX. En 1880, don Manuel Girona ofreció costear la terminación de la obra catedralicia. A pesar de la existencia de proyectos, como el del maestro francés Carlos Galtés de Rouen de 1408, se convocó en 1882 un concurso. Después de largas discusiones fueron aprobados los protectos del arquitecto José Oriol i Mestres para la fachada y de Augusto Font i Carreras para realizar la terminación del cimborrio. El resultado es una obra claramente influenciada por el neogótico impuesto por Viollet-le-Duc, que tuvo más en cuenta la aguja en flecha de Notre-Dame de París, que el modelo valenciano estudiado por Bartomeu Gual en el primer cuarto del siglo XV.
En el centro de la cabecera, con perímetro igual al del presbiterio se construyó la cripta dedicada a santa Eulalia y a la Virgen. Se atribuye la dirección de las obras a Jaume Fabre, el primer arquitecto documentado de la catedral. El acceso se realiza por las amplias gradas que sustituyeron, entre 1777 y 1779, otras algo más retrasadas hacia la nave. El arco de triunfo es carpanel, casi plano, en consonancia con la bóveda de crucería interior. En el sarcófago de Santa Eulalia trabajaba ya en 1327 un escultor de Pisa que no se ha podido identificar, parece corresponder a una persona muy próxima a Nicola Pisano. Los relieves del sarcófago son de una calidad excepcional. Se distribuyen en seis compartimentos, dos laterales y cuatro frontales; muestran las diferentes escenas con que la leyenda relata la historia de santa Eulalia, desde su entrada en la ciudad de Barcelona hasta su martirio. En el presbiterio, que resulta algo más elevado de lo normal a causa de la cripta, el ara, sustentada por los dos capiteles de estilo visigótico procedentes de la antigua catedral. El presbiterio está presidido por una gran cruz con el Crucificado, obra en bronce del escultor barcelonés Federico Marés, que fue instalada en 1976. En lugar preferente se halla la silla pontifical, labrada en placas de alabastro probablemente del segundo cuarto de siglo XIV. En ella toman posesión los obispos. Fue restaurada en 1970 por el imaginero José Barbero. El respaldo, con la figura de un obispo, se conserva entre los fondos del museo catedralicio.
Se había avanzado mucho en la construcción de la Seo cuando Pere de Planella, obispo de Barcelona entre 1371 y 1385, parece haber decidido construir un coro en sustitución de uno anterior bastante deteriorado. El 13 de mayo de 1390, bajo la prelatura del obispo Escales, llegaba por mar a Barcelona, desde las canteras tarraconenses de Segur, la piedra para construir los muros laterales de cierre. Fue encargado de la dirección escultórica el maestro Jordi, de nacionalidad griega y originario de la ciudad de Mesina. Las obras del nuevo coro fueron financiadas por el obispo, los canónigos y los beneficiados. Los escudos del obispo Escales y del Capítulo, pueden verse en los paramentos exteriores que se decoraron con arcuaciones góticas y de pequeñas efigies de bastante mérito. En 1394, llegado el momento de tallar la sillería, fue elegido maestro de la obra del coro Pere Ça Anglada. Por encargo del cabildo recorrió Francia y Flandes, visitando diferentes coros de importantes catedrales y buscando la mejor madera de roble para realizarlo. La encontró en el almacén de la catedral de Brujas. El 4 de mayo del mismo año, comenzaban los trabajos, que durarán hasta el 5 de diciembre de 1399. La sillería tenía una sola fila de asientos y se hallaba respaldada por el propio muro de cierre. Cuando en 1456 se decidió ampliarla, la parte realizada por Ça Anglada fue restaurada y colocada detrás de la nueva, formando una nueva hilera. Trabajó y dirigió la nueva sillería el maestro Marcià Bonafè. La sillería alta fue destinada a los canónigos y la baja a los beneficiados. Posteriormente, en 1484, el alemán Miguel Luschner, fue encargado de tallar los bellos doseletes calados con esbeltos pináculos de aspecto nórdico que cobijan las sillas altas.
En 1500 se proyectó el zócalo de piedra frente al presbiterio. Dicho proyecto repartía en cuatro escenas la historia de santa Eulalia, dos a cada lado de la puerta, flanqueadas en los extremos por sendas hornacinas. El escultor de Burgos Bartolomé Ordóñez había sido contratado para ejecutar las tallas en mayo de 1517, pero la muerte del artista en 1520, la dejó en suspenso. Pedro Villar terminó la decoración del trascoro entre 1563 y 1564, de acuerdo con el proyecto burgalés. Los escudos pintados en los respaldos de las sillas del coro alto son recuerdo de las personalidades que se sentaron en ellas en 1519 con motivo de la reunión del XIX Capítulo de la Orden del Toisón de Oro que convocó en Barcelona el emperador Carlos V. Realizó la obra el pintor Juan de Borgoña.
Las capillas, que eran sufragadas por particulares, gremios o corporaciones, eran concebidas como pequeños templos. Los donantes costeaban las obras, proveían altares y ornamentos y dotaban al oficiante que debía celebrar las funciones litúrgicas. Normalmente obtenían a cambio un lugar donde reposar en ellos después de la muerte. Las capillas de la catedral de Barcelona se construyeron con un tramo de crucería y un pequeño recinto absidial. Las capillas de la cabecera son algo más anchas que las de la nave. Su perímetro es simihexagonal y se distribuyen radialmente en torno a la girola. Hay ocho capillas a cada lado de las naves, construidas en número de dos, más otras dos en la fachada principal y una dependencia en cada extremo de la misma. Son destacables las capillas de la Transfiguración del Señor y la del Corazón de María.
Cuenta con un claustro gótico con vigorosas palmeras y una recoleta fuente en uno de sus ángulos, decorada con una estatua de san Jorge. Forma un rectángulo de galerías de 30 por 24 metros. Fue comenzado por Bernat Roquer a finales del siglo XIV. Las obras transcurrieron lentas, pero el proyecto inicial fue en esencia respetado por los arquitectos del siglo XV. Bartomeu Gual que dirigió la construcción hasta 1423 y Andreu Escuder que estaba al frente cuando se terminó. Tres alas del claustro están rodeadas de capillas, la cuarta la ocupa hoy el Museo. El jardín es herencia del patio de naranjos en el que, con una visión muy romántica, se plantaron palmeras y magnolias. Los antiguos claustros monásticos tenían un pozo central, representación simbólica de la fuente o manantial que estaba en el centro del Paraíso y elemento de uso práctico para abastecimiento de agua y realización de las abluciones y lavatorios. El Císter dio a estos pozos o fuentes una significación especial y las dotó de una importante construcción a modo de templete. El templete barcelonés es un conjunto arquitectónico construido entre 1448 y 1449. La decoración escultórica corrió a cargo de la familia Claperós, Antonio y Juan.

 

 

Catedral de Bilbao (1379)

La actual catedral de Bilbao está bajo la advocación del Apóstol Santiago. En documentos de la época de la fundación de Bilbao (1300) se hace mención de la colegiata de Santiago como ya existente. Y en efecto, la planta de los pilares del templo es la característica del siglo XIII. Se amplió la iglesia en 1379 en estilo gótico llamado purista por la evidente influencia francesa que se observan en todas las iglesias vascongadas de esta época. Sin embargo, en este interesante monumento parece marcarse la tendencia de la escuela de Toledo. En 1571 un incendio destruyó las naves laterales. En la década de 1880, se realizó una gran reforma de toda la fachada, con su torre de 64 metros y su aguja, en un estilo neogótico, erigida por Severino Achucarro, armonizando con las viejas formas góticas, dando al templo su aspecto actual. En 1949 la iglesia adquirió la dignidad catedralicia. La nueva diócesis fue instituida por Pío XII mediante la bula Quo Commodius con fecha del 2 de noviembre de 1949. En 1950 tomó posesión de la sede episcopal el primer prelado, Casimiro Morcillo González, quien consagró la Catedral Basílica el 30 de diciembre de 1955. En el verano de 1983 sufrió bastantes daños por las inundaciones ocasionadas por el río Nervión, pero en la actualidad presenta un perfecto estado de conservación. Está catalogada como Conjunto Histórico Nacional.
Su planta es basilical de tres naves de cuatro tramos con la nave central más alta que las laterales, separados por pilares cilíndricos a los que se adosan varias columnas, y se cubre con bóvedas de crucería, siendo sus dimensiones de 51 metros de largo, 22 de ancho y 22,5 de alto en la nave mayor. Tiene girola y crucero, teniendo este último la particularidad de estar en medio de la longitud del templo. Las naves laterales contienen capillas entre sus contrafuertes, sumando un total de quince, alcanzando menos altura que las naves bajas, excepto las cinco del centro de la girola. Podemos destacar las capillas de la Virgen del Pilar, de San Antón, de Santa Lucía, de San Diego de Alcalá entre otras. El alzado se distribuye en tres pisos compuestos por los arcos formeros, el triforio ornamental, elemento que embellece el edificio y lo rodea en todos sus lados salvo el muro de cierre de los pies, y los vitrales, realizados en estilo neogótico y que se dividen en 17 ventanales y tres rosetones. Sólo las vidrieras de la cabecera llevan representación figurativa.
En el lado norte se sitúa la puerta de acceso al claustro, la llamada Puerta del Ángel, que toma su nombre de un retablo dedicado al arcángel san Miguel que había en el claustro. Es del siglo XV y estilo gótico, de ornamentación más florida que la del templo como predominaba en la época de su creación.

 

 

Catedral de Burgo de Osma (1232)

Actualmente el estilo de la catedral de Burgo de Osma es gótico pero anteriormente fue románico. Iniciada en el año 1101 por el obispo Pedro de Bourges fue continuada por Raimundo (1109–1126), Beltrán (1128–1140), Esteban (1141–1147) y Juan (1148–1174). La catedral estuvo casi terminada a finales del siglo XII gracias en parte a las donaciones efectuadas por los peregrinos que realizaban al camino hacia Santiago.
Debido al rápido crecimiento de Burgo de Osma, la catedral románica se quedó rápidamente pequeña y es cuando el obispo Juan Díaz de Medina (1231–1240), ordenó la demolición de la catedral, para reedificarla inmediatamente (1232) en estilo gótico.
La planta de la catedral gótica responde a los modelos cistercienses, presentando una planta de cruz latina con tres naves de cinco tramos cada una, estrechos y rectangulares los de la nave central y cuadrados los de las naves laterales. El crucero consta de cinco tramos, al que se abren las cuatro capillas y el presbiterio, formado por dos tramos rectangulares y el ábside heptagonal. Las bóvedas que cubren cada uno de los tramos de las naves y el crucero son de ojivas, mientras que la del ábside es nervada de ocho nervios. Los pilares están formados por un núcleo cilíndrico de cuatro columnas adosadas. Las medidas de la catedral son 71,80 metros de longitud por 41,80 metros de crucero y 19,80 metros de altura en su nave mayor. En el extremo meridional del crucero se abre la Portada principal. La torre es una construcción más tardía, finalizada en 1767, alcanzando los 72 metros. El claustro pertenece al estilo gótico tardío.

 

 

Catedral de Burgos (1221)

Burgos había poseído una pequeña catedral románica, edificada por orden de Alfonso VI, en 1075, en el solar de su palacio y en honor de haber trasladado la sede episcopal, primero de Oca a Gamonal y después a la capital Castellana. Las necesidades de culto y la creciente prosperidad de la ciudad y del reino, exigían una catedral digna de la sede Madre y cabeza de la iglesia de Castilla. Fernando III el Santo y el obispo Don Mauricio, que lo era de Burgos desde 1214, colocaron la primera piedra de la nueva fabrica en la gran columna del lado de la epístola, el día 20 de julio de 1221. Se empezó el edificio por la cabecera y en 1230 pudo celebrarse ya un acto litúrgico en el coro, que ya estaba construido. Los primeros arquitectos fueron franceses, uno de ellos fue el Maestro Enrique que después se haría cargo de las obras de construcción de la catedral de León, posteriormente fueron españoles entre los que destaca el maestro Johan Pérez. La construcción y las remodelaciones se realizaron con piedra caliza extraída de la cercana cantera de Hontoria.
La intervención del obispo, que muchos suponen inglés, parece haber sido de mucha importancia; dos años antes de la fundación de la iglesia; había sido encargado por la reina Doña Berenguela ir a Alemania, para pedir la mano de su prima hermana Beatriz de Suabia para su hijo Fernando III. Durante los siete meses que duró la misión, tuvo el prelado ocasión de visitar varias catedrales en construcción y, especialmente la de París, ciudad en los que fueron magníficamente recibidos por Felipe Augusto, la princesa alemana y el prelado embajador; la catedral de Burgos fue la primera iglesia en España de traza francesa.
La fachada occidental tiene en el registro inferior la llamada Portada de Santa María o Real, por la iconografía mariana o por ser el lugar preferente por donde entraban los reyes en procesión. La portada gótica se deterioró por la intemperie, motivando una intervención en las puertas laterales de Juan de Pobes en 1663, y otra más notable a fines del XVIII en la puerta central de donde desapareció el parteluz con escultura gótica de la Virgen. En el segundo registro hay un corredor y en su parte central un gran rosetón calado. El tercero consta de dos ajimeces dobles en cuyos intercolumnios aparecen varias estatuas. Las dos torres fueron construidas por Juan de Colonia durante los episcopados del converso Alfonso de Cartagena y Luis de Acuña (años 1442 y 1458). En el antepecho de la torre se lee en caracteres monacales: pax vobis, y en la de la izquierda o del reloj, ecce agnus dei. La fachada meridional se llama del Sarmental, se accede salvando una pronunciada escalinata siendo construida aproximadamente entre 1230 y 1240. Se trata de uno de los mejores conjuntos escultóricos del clasicismo gótico del siglo XIII en España. Está dedicada al tema arcaizante de Cristo en Majestad, aunque empleando una plástica innovadora. El elemento central y artísticamente más depurado es el tímpano, cuya ejecución se atribuye a un artista franco referido como el Maestro del Beau Dieu de Amiens. Lo que es indudable es la influencia de la escultura de la catedral de Amiens en la magistral portada.
La planta de la catedral fundada por san Fernando y el obispo don Mauricio tiene planta de cruz latina, con tres naves que en la cabecera se convierten en presbiterio y gírola; en torno a esta se realizaron capillas poligonales góticas, aunque varias fueron renovadas o reemplazadas posteriormente. La nave principal tiene una longitud de 106,40 metros y se extiende desde la fachada principal hasta la capilla llamada del Condestable; el transepto mide 59,64 metros, en cuyos extremos se abren las puertas del Sarmental y de la Coronería. La anchura total de la nave central y las dos laterales es de 25 metros. El pavimento es moderno y está constituido por baldosas de mármol de Carrara. En las vidrieras se representan varios pasajes del Nuevo Testamento; de las antiguas, pintadas por Juan Valdivieso, Diego de Santillana, Nicolás de Vergara y, Arnau de Flandes, nada o casi nada quedó después de la explosión de pólvora de 1813. Las rejas del crucero proyectadas por fray Pedro Martínez, monje de Cárdena, son de bronce, y la del coro es una maravilla de orfebrería.
El coro costeado por el obispo Pascual de Fuensanta (1213-1238), ocupa desde el año 1500 el actual lugar; es de gran merito la sillería, de nogal, con 103 sitiales, adornados los respaldos con pasajes del Nuevo Testamento. La construyó Felipe de Vigarni. Hay además en el coro dos órganos y el sepulcro del obispo don Mauricio repujado y esmaltado, portentosa obra de la metalistería del siglo XIII, única en su género en España. La escalera dorada conduce a la puerta de la Coronería y consta de 39 escalones; es de estilo Renacentista y tiene un artístico antepecho. La obra fue encargada en 1519 por el cabildo de la catedral y el obispo Juan Rodríguez de Fonseca, quienes la costearon. Obra de Diego de Siloé, está esculpida con una gran riqueza iconográfica basada en los grabados de Nicoletto Rosex da Modena, Agostino de Musi, fray Antonio de Monza, Giovanni da Brescia y Agostino Veneziano. Los antepechos de hierro sobredorado (1523-1526) son del maestro francés Hilario. El arquitecto Charles Garnier se inspiró en ella para la gran escalera de la Ópera de París.
Hacia 1460-1470 Juan de Colonia levantó un cimborrio en el crucero de la catedral. El 4 de marzo de 1539 esta obra se hundió al ceder sus pilares del lado norte y arrastró consigo varias bóvedas. Se encargó su reconstrucción a Juan de Vallejo, quien reforzó los pilares y conservó el perfil gótico de la obra, pero lo revistió de una profusa decoración de inspiración renacentista. Entre otros escultores, colaboraron en la obra Juan Picard y Pero Andrés. En el interior, justo en el crucero, bajo la bóveda estrellada del cimborrio, se encuentra desde 1921 el sepulcro del Cid y su esposa Jimena.
Entre sus numerosas capillas podemos destacar la capilla del Condestable o de la Purificación. Es suntuosa y monumental y se debe a Mencia de Mendoza de la Vega, hija del primer marqués de Santillana Iñigo Lopez de Mendoza y de Catalina Suárez de Figueroa, esposa del condestable de Castilla Pedro Fernández de Velasco, quien mandó empezar las obras en 1482, continuándolas su hijo Bernardino. Su estilo es ojival florido, y el maestro de las obras fue Simón de Colonia. En la puerta de ingreso hay una artística reja del Renacimiento, obra de Cristóbal Andino (1528); en el interior se ve un artístico mausoleo de mármol de Carrara que contiene los restos del fundador y de su esposa. Entre las joyas artísticas de esta capilla figura un cuadro que representa la Magdalena, atribuido a Giovan Pietro Rizzolia, discípulo de Leonardo de Vinci.
El claustro, de fines del siglo XIII, tiene dos plantas pues se hace necesario salvar el desnivel del terreno; en su lado oriental se abren capillas, de las que destaca la de Santa Catalina. Es de planta rectangular algo irregular, con seis arcos en los lados oriental y occidental y siete en los lados norte y sur; es obra del Maestro Enrique. Antes de que se construyese dicho claustro en la parte baja existía un cementerio.
A lo largo de los siglos la catedral de Burgos ha sufrido varias etapas constructivas, pasando del gótico del siglo XIII al Renacimiento de XVI. Habitualmente suelo incorporar el plano de una planta por monumento, pero en esta ocasión he puesto cuatro como muestra de la evolución de las diferentes fases de construcción.

 

 

Catedral de Cuenca (1183)

La catedral de Cuenca construida a iniciativa de la reina Leonor de Aquitania y Plantagenet esposa de Alfonso VIII en el año 1183 es el ejemplo más temprano del gótico en España. De clara influencia Normanda como las catedrales de Sason y Laon, fue construida sobre los cimientos de la antigua mezquita árabe de la ciudad.
La iniciaron los canteros galos y fue consagrada sin haberla terminado, primero en 1196 por san Julian, segundo obispo de Cuenca, después definitivamente bajo la advocación de Santa María en el año 1208 por el obispo Rodrigo Xinez de Radamé.
La planta inicial de la catedral estaba formada por tres naves; a la altura del crucero se transformaba en cinco naves y continuaba formando cinco ábsides, siguiendo las trazas del románico imperante. En el siglo XV los cinco ábsides fueron sustituidos por una doble gírola para aprovechar el desarrollo de las cinco naves de que disponía la catedral. Su nueva planta quedaría formada por una planta de cruz latina, tres naves, doble gírola y un profundo presbiterio. El crucero está cubierto por una gran bóveda central de influencia anglonormanda.
La fachada y las torres pasaron por varias restauraciones, la última se realizaron en el siglo XX y como consecuencia de los daños sufridos por la fachada, al hundirse la torre de las campanas en 1902 por la caída de un rayo, se procedió a su reconstrucción en el año 1910, en lo que es su aspecto actual, una fachada de estilo neogótico obra de Vicente Lampérez. Su aspecto actual confirma sin ningún genero de duda que la misma quedó inconclusa.

 

 

Catedral de Gerona (1417)

La catedral de Santa María de Gerona posee en su estilo la nave mas ancha del mundo, con sus 22,98 metros, es además la segunda más ancha de cualquier estilo, por detrás de la de San Pedro en el Vaticano que tiene un ancho de 25 metros.
En el año 717 durante la dominación árabe la iglesia de Santa María fue convertida en mezquita mayor, posteriormente en el año 786 Gerona se liberó del dominio árabe acogiéndose a la autoridad de los francos en la persona de Carlomagno. En el 882 se formó la primera comunidad de canónigos y en el 908 la iglesia fue de nuevo consagrada.
A principios del siglo XI la iglesia estaba en ruinas, para poderla restaurar se contó con la ayuda del obispo Pedro Roger (hijo de Roger I de Carcasona conde de Carcasona) que vendió a su cuñado el conde de Barcelona Ramón Borrell la iglesia de San Daniel por la que recibió 100 onzas de oro. Cuatro años más tarde, en 1019, se dotó al edificio de manera generosa, con lo que pudieron iniciarse las obras de un claustro y sus dependencias, ampliándose en 1031 y en 1064, siempre en estilo románico. En 1081 se empezó a construir la torre-campanario y que fue acabada en el año 1117.
A finales del siglo XIII hubo una propuesta de obras para transformar la cabecera que se iba quedando pequeña en relación al culto existente. A este propósito, en 1292, el tesorero Guillén Jofré hizo donación de 10.000 sueldos catalanes, pero hasta 1312 no se formalizó el proyecto. El cambio consistió en la ampliación de la cabecera con gírola y nueve capillas encargadas a Enrique de Narbona. A su muerte las obras continuaron bajo la dirección de Jaime Faverán. Siguieron los arquitectos Guillermo Cors, Francisco Saplana y Pedro Sacoma que dio fin a la cabecera en 1347. Una vez terminado este espacio, el arquitecto Guillermo Monry siguió la ampliación del tramo del coro inmediato al presbiterio, finalizando esta obra en 1368. A partir del año 1417 se empezó a construir la nave central ya en estilo gótico, su arquitecto fue Guillermo Bofill el cual no vio finalizada la obra pues el último tramo se edificó ya en el siglo XVI, a cargo del maestro José Ferrer. La fachada es de estilo barroco y fue construida en el año 1730, unas décadas antes en 1607 se construyó la escalinata de acceso.
El interior muestra la grandiosa nave única, gótica, cubierta por bóveda de arcos diagonales que se apoyan en grupos de columnillas. Los contrafuertes laterales de la primera zona albergan dos capillas por tramo. En la segunda zona, en los dos tramos antes de llegar al presbiterio, se abren amplios ventanales góticos y debajo, las ventanas del triforio que recorren ambos muros. Antes del presbiterio y cerrando el fondo de la gran nave se levanta un muro con un arco central y dos laterales, más tres óculos, dos más pequeños sobre las tres ventanitas del triforio y uno mayor en el centro, cercano a la bóveda. Las vidrieras del presbiterio son del siglo XVI, con temática de la vida de la Virgen.
Una de las curiosidades de la catedral de Gerona es la llamada Bruja de piedra. Se trata de una gárgola con forma humana situada junto a la torre de Carlemany es la única con figura humana de la catedral. Según la leyenda, existía una mujer que se dedicaba a las malas artes de la brujería para demostrar su odio a la religión y tenía la costumbre de tirar piedras contra el templo. Un día, por obra divina, se convirtió en piedra y la colocaron en la catedral para que por su boca no salieran más maldiciones ni insultos sino agua limpia de lluvia.

 

 

Catedral de Santa María de Regla de León (1255)

Donde está ahora asentada la catedral se encontraban en el siglo II d.C. las termas romanas de la Vía Decumana, que fueron construidas por la Legio VII Gemina y después en tiempos del rey Ordoño II residencia palatina o Aula Regia; este cedió los terrenos para construir una iglesia románica como señal de agradecimiento a Dios por haber ganado a los árabes en la batalla de San Esteban de Gormaz. El edificio, marco solemne de las coronaciones reales de Ramiro II y Alfonso V, resultó seriamente dañado por las escaramuzas de Almanzor, que ocupó León en los años 996 y 1003. Las obras de reconstrucción del nuevo templo románico se realizaron durante el reinado de Fernando I, siendo obispo de León don Pelagio que rigió la diócesis entre 1065 y 1073, la estructura era de ladrillo, planta basilical, ábside y tres capillas absidiales, dedicadas a la Virgen, el Salvador y san Juan Bautista. Completaba su estructura un pórtico, donde se celebraban asambleas. Fue consagrada el 10 de noviembre de 1073.
En tiempos de Alfonso IX y siendo obispo de León don Manrique de la Casa de los Lara, se comenzaron las obras de la actual catedral, pero al morir éste en el año 1205 los trabajos fueron suspendidos. El obispo don Martín Fernández, notario real y muy amigo de Alfonso X el Sabio retomó las obras en el año 1255, siendo el primer arquitecto encargado de las obras el maestre Simón, que según un documento de 1261 lo define como operis eiusdem (legionensis) ecclesie magister. El segundo maestro conocido fue Enrique, de origen francés y que por aquel entonces también asumía las obras de la catedral de Burgos como segundo maestro. Tras su muerte el 10 de julio de 1277, le sucedió en las obras el maestro burgalés Pérez, que trabajó en ella hasta finales del siglo XIII.
Su planta copia a la de Reims reducida a un tercio de su tamaño, Amiens y Beauvais en el alzado, y Chartres en sus vidrieras y portada. Consta de tres naves que se hacen cinco en el crucero rodeada por girola con cinco capillas exagonales. Se cumple aquí el concepto de alzado tripartito es decir, la sucesión vertical de tres niveles en la nave principal: arcos formeros, triforio o pasillo sobre las naves laterales calado al exterior y ultimo piso o claristorio, con vanos amplísimos con vidrieras.
Tiene tres fachadas: la fachada occidental es la denominada de la Virgen Blanca o también del Juicio Final. Está formada por dos torres, la de las Campanas y la del Reloj (anteriormente llamada de Cabeza de Vaca por haberse hecho en tiempos de este obispo), que flanquean el pórtico abocinado con rica decoración escultórica pero algo deteriorada; las puertas de madera pertenecen al siglo XVI. La fachada sur es de triple portada como la occidental, dedicadas de izquierda a derecha a la Muerte, a san Froilan y a la muerte de éste. La fachada norte está dedicada a la Virgen del Dado cuyo hastial data del año 1448 y es obra del maestro Jusquín.
Aunque la catedral en si es pequeña (90 metros de largo, 29 metros de ancho, 30 metros de alto en su nave central, 15 metros en las laterales y 73 y 69 metros de alto de sus torres) no lo es tanto la extensión de vitrales que posee que con sus 1765 metros cuadrados y sus 737 ventanales supera a casi todas las francesas. Comprenden un periodo de tiempo que va desde el siglo XIII con las vidrieras de la y las de las capillas de la gírola, hasta el siglo XIX con las del triforio. La más antigua y controvertida es la denominada la Cacería, situada en lado norte y ventanal alto numero cinco. Procedente seguramente del Palacio Real de Berenguela, representan escenas de la vida civil (cacerías, escribas, juglares), así como las siete artes liberales: el Trivium y el Quadrivium.
En el siglo XV y concretamente desde 1427 a 1434 el maestro Nicolás Francés realizó el retablo de la catedral. Constaba en un principio de unas 200 tablas (algunos autores señalan exageradamente unas 400) cuyas dimensiones aproximadas eran de 7 metros de alto por 14 de largo, siendo en aquellos tiempos, uno de los mayores de España. Debido a un debate regido por las oscilaciones del gusto, el capitulo catedralicio decidió en el año 1722 desmontarlo y repartir sus tablas entre las parroquias pobres, entre ellas la de Trobajo del Camino, la aldea de la Valdoncina y Santa María del Mercado. Colocaron en su lugar otro, en este caso barroco, elaborado por la familia Gavilán Tomé. Cuando se realizaron las obras de restauración de la fabrica de la catedral a finales del siglo XIX, se trató de recuperarlas, pero solo se consiguieron una mínima parte y que son las que en la actualidad se pueden contemplar.
Otra de las partes importantes de la catedral es el coro. Es una de las sillerías más bellas del siglo XV; empezó a tallarse el año 1467 para estar concluida en 1481. Ocupó en un principio el ábside, pero en 1746 fue trasladado al centro de la nave principal por el arquitecto Tomé. Ésta había sido una vieja aspiración del cabildo, a quien se lo prohibió el rey Felipe II porque se perdería la gracia y el ornato que tenía dicha iglesia. La sillería, compuesta de 76 sillas, es de nogal, de estilo gótico tardío y de sobresaliente merito, en las figuras de los respaldos, doseletes, penitencias, brazos, tornavoces y demás elementos. Algunos de los entalladores fueron: Juan de Malinas, Fadrique, Copín, Theodorico. Los nombres y el estilo indican la nacionalidad neerlandesa de la obra. Se divide en dos coros, con doble orden de sillerías cada uno: el del Rey, por el lado del evangelio y el del Obispo, por el lado de la epístola. Junto al coro se encuentra el trascoro; de estilo renacentista fue realizado por el maestro Esteban Jordán en 1578. Simula una arquería, cuyos fondos ocupan escenas de la vida de Jesús y de la Virgen. En el otro extremo del coro se hallan los púlpitos, dos hermosos ejemplares labrados en piedra de griotte con adornos en piedra fétida del año 1745, realizados por el boloñés Giacomo de Pavía, coronados por dos tornavoces barrocos de fina talla dorada y policromada.
Uno de los problemas de la catedral de León es la calidad de la piedra ya que no procede toda de la misma cantera, siendo su mayor parte de Boñar. En el año 1631 se vino abajo la bóveda central del crucero y en 1743 cedió la pila del brazo sur del crucero. El arquitecto Nevada construyó una cúpula con linterna de estilo barroco que desequilibró en gran medida la estructura de la catedral, unida a una pésima restauración realizada por Matias Laviña hicieron que en 1868 cuando murió, esta estuviera en ruina total.
Un poco antes, el 28 de agosto de 1844 una Real Orden declaró a la catedral de León como Bien del Estado y la considera Monumento Histórico Artístico Nacional siendo el primer caso en nuestra historia.
Para consuelo de los leoneses las obras de restauración fueron encargadas a Juan de Madrazo que con sus conocimientos de arquitectura ojival se puso en marcha para su recuperación. Lo primero que hizo fue cimbrar el interior de la catedral y desmontar todas las vidrieras para su posterior restauración. Posteriormente le sucedió Demetrio de los Ríos que le tocó restaurar los sillares, montaje de bóvedas y remates. La obra la terminó el arquitecto Juan Bautista Lázaro que atendió a restaurar los vitrales cuidadosamente, montando para ello un taller en la propia catedral y estudiando a fondo la técnica antigua, ya que fallaron los ensayos hechos con vidrios modernos de caras paralelas y coloración homogénea. El suave tamizado de la luz que logran las vidrieras antiguas se debe fundamentalmente al empleo de vidrio soplado, cuyas caras desiguales desvían los rayos coloreados fundiéndolos en blanco; esta experiencia permitió el mismo efecto utilizando vidrios de botella en vez de los industriales laminados. Por fin el año 1901 y después de casi 50 años de obras la pulchra leonina fue abierta de nuevo al público.
El 27 de mayo de 1966 un incendio, debido a un rayo, arrasó toda la techumbre de las naves altas produciendo graves desperfectos. Algunas vidrieras del lado norte del transepto quedaron dañadas. Pocos meses después, cuando las repusieron, una de ellas, según pude comprobar in situ, no contenía la misma temática que la que estaba antes de producirse el incendio. Para mí, era una de las mejores; pero seguramente en alguna parte de la cadena de traslado y/o restauración, se prefirió dar el cambiazo. ¿En que iglesia se encuentra ahora esa vidriera?.
Actualmente los vitrales se están restaurando en su totalidad, en un proyecto denominado el Sueño de la Luz, ya que muchos de ellos están en mal estado o falta alguna tesela. Para contemplarlas más de cerca se ha instalado en el interior de la catedral, bajo el rosetón oeste una plataforma a unos 17 metros de altura, en la cual se reparte todos los días, cada media hora una breve explicación de la historia, confección, cronología, restauración y mantenimiento de los vitrales de la catedral. La restauración se prolongará, si todo va bien, hasta el año 2018.

 

 

 

Catedral de Palma de Mallorca (1300)

La catedral de Palma de Mallorca más conocida como la Seu fue iniciada su construcción en tiempos del rey Jaime I el Conquistador que decidió derribar la antigua gran mezquita de Medina Mayurca para construir una gran catedral dedicada a Santa María, tal y como era costumbre tras la conquista de una ciudad a los musulmanes.
Construida en estilo gótico levantino, mide 121 metros de largo y 55 de ancho. El primer arquitecto del proyecto fue Ponç des Coll y empezó construyendo la capilla de la Trinidad. A Ponç le siguió en el cargo Jaime Fabre, arquitecto también de la iglesia de Santo Domingo de Palma y de la catedral de Barcelona.
El gótico levantino se caracteriza por no seguir los modelos clásicos franceses, sino por usar una planta de salón, estrictamente basilical (hallenkirche) con tres naves sin girola ni crucero. Tiene tres capillas paralelas en la cabecera, y numerosas capillas laterales entre los contrafuertes.
Como curiosidad comentar que el rosetón, llamado el Ojo del Gótico, con sus 11,5 metros de diámetro es el más grande del mundo. Su localización también es particular ya que se encuentra en la cabecera y no a los pies como es habitual.

 

 

Catedral de San Salvador de Oviedo (1382)

La actual catedral de San Salvador está construida en terrenos que ocupaban la antigua basílica, que fue demolida poco a poco según iban avanzando las obras góticas. Pero para alcanzar sus grandes dimensiones hubo de lograr terrenos del vecino monasterio de San Vicente y englobar dependencias del palacio de Santa María (hoy capilla del Rey Casto) y la Cámara Santa. Al llegar el siglo XII, o quizá en los últimos años del XI, momento en que los modos arquitectónicos, toman visos de monumentalidad muy distintos, se debieron encontrar esas edificaciones pequeñas y falta de elementos imprescindibles para esa época, como eran el claustro y las torres, y se comenzó la construcción de ambos. Del primitivo claustro quedan tan pocos elementos que puede llegar a pensarse que nunca se terminó, pero la torre románica se realizó sólida y poderosa, y afortunadamente ha ido capeando toda suerte de vicisitudes hasta llegar a hoy en todo su esplendor. También en ese mismo siglo XII se dignificó la nave principal de la Cámara Santa a base de añadirla una bóveda de cañón, reforzada con arcos fajones, que descansan en los famosos y extraordinarios apóstoles que revisten el interior de sus muros. Esta última reforma era lógica si se piensa que las reliquias, luz de los peregrinos a Compostela, eran el centro revitalizador del, por entonces, dormido Oviedo.
Los comienzos de las obras de la nueva catedral, también conocida como la sancta ovetenses, están vinculados a una de las figuras más destacadas del bajo medievo asturiano: el obispo don Gutierre Goméz de Toledo, que ocupó la sede ovetense entre 1377 y 1389. Gutierre pone en marcha un ambicioso plan de reformas, que había de contener, con toda energía, el proceso de decadencia en la que se hallaba sumido el clero astur. Solo una personalidad de su talante podía acometer una empresa como la que proyectaba y así en diciembre de 1382, decide emprender la renovación: veyendo que la nuestra iglesia catedral de San Salvador de Oviedo sea una de las mas onrradas de toda Espanna et de las mas antiguas, et sea mucho fallescida et menguada en edificios segun que a la su onrra pertenesce, et deseando que en los nuestros dias fuese mejor edificada et noblescida et reparada de lo que agora es... .Estableció el prelado en las iglesias de la diócesis una contribución especial para apoyar las obras, y algún tiempo después, en 1388, logró del siempre bien dispuesto Juan I la concesión del llamado Privilegio de los Excusados, según el cual podía disponer, mientras durasen los trabajos, de diez canteros libres de todo pago o servicio excepto alcabalas. Fue entonces cuando, poco a poco, comenzó a derribarse la entrañable catedral prerrománica, en torno a la cual había girado durante siglos la actividad de la diócesis. Pero don Gutierre no alcanzó siquiera a ver terminada la cabecera del templo, concluida en tiempos de su sucesor, don Guillén de Verdemonte (1389-1412).
Hay que decir que cuando en febrero de 1498 çe cerro e acabo la yglesia de Oviedo, aún quedaban por construir las portadas, el pórtico y la torre. De ahí que en 1500 se convoque a tres arquitectos, los titulares de las catedrales de Burgos, León y Oviedo para que den su particular opinión de cómo ha de ser la nueva fachada. No habiendo podido acudir el burgalés, la competencia quedó reducida a Bartolomé de Solórzano, maestro de San Salvador de Palencia, y el arquitecto de la catedral leonesa, Juan de Badajoz. Cada uno de ellos confeccionó y presentó un proyecto, siendo aceptado el del extremeño, que de inmediato se hizo cargo de la dirección de las obras, cesando en el puesto Solórzano. Las tres portadas llevan la impronta de su autor, siendo típicamente suyos los pilaretes de flanqueo, surcados de finos baquetones y cuajados de repisas y doseletes que nunca llegaron a albergar las imágenes para las que estaban reservados. A época barroca pertenece ya las seis figuras que, representando la Transfiguración, se sitúan en lo alto del muro. Frente a lo que sucede en la central, la portada norte o del evangelio, de menores dimensiones, triunfan los caracteres hispanoflamencos, que definen casi toda la última etapa constructiva de la catedral. En cuanto a la portada lateral sur su concepción es similar a la anterior, aunque sus arquivoltas estaban preparadas para recibir mayor número de imágenes, que tampoco aquí llegaron a colocarse. En los tres casos, y sobre todo en el último, existe un claro emparentamiento con el arco que comunica la Librería o capilla de Santiago de la catedral de León con la capilla de San Andrés, obra también de Juan de Badajoz y que sin duda le sirvió de modelo.
El pórtico lo proyectó Juan de Badajoz como un conjunto de tres cuerpos, uno por nave, dos de los cuales serían a un tiempo base de sendas torres, de las que solo una llegó a levantarse completa, aunque con dimensiones superiores a las previstas en el plan inicial. En el interior destacan sus pilares de cuerpo muy trabajados, los capiteles de mocárabes, los esbeltos arcos de comunicación de las tres zonas, y sobre todo, las bóvedas, de cascos muy planos, como corresponde a tan avanzada época. También en este caso es obligado señalar que el arquitecto utilizó unos tipos de bóveda previamente ensayados en la capilla de Santiago de la catedral leonesa.
En realidad, la vecina ciudad de León tuvo siempre para el maestro Badajoz un interés superior a la capital astur. Por fortuna contaba con la ayuda de un excelente colaborador, el aparejador Pedro de Buyeres, siempre a pie de obra. Y así, entre una ausencia prolongada y una corta presencia, fue concluyéndose el pórtico. En 1511 el cabildo ovetense, descontento con el comportamiento de Juan de Badajoz, le cesa, pasando a ocupar su puesto el hasta entonces aparejador Pedro de Buyeres, quien será quien concluya la obra del pórtico y continúe la de la torre. Juan de Badajoz había proyectado un hastial flanqueado por dos torres gemelas. Pero cuando las circunstancias obligaron a tomar medidas de austeridad, se tomó la decisión de construir solo una de las torres. En 1530 muere Pedro de Buyeres, estando en pie los pisos primero y segundo de la torre. Su sucesor fue Pedro de la Tijera, formado en León y vinculado a Juan de Badajoz. Éste trabajó en obras menores y en 1535 fue cesado a causa de ausencia de fondos. En 1544 el cabildo contrata a Juan de Cerecero el Viejo el cual concluyó la torre en 1551. Pero durante el terremoto del 13 de diciembre de 1575 la torre sufrió graves daños en su flecha, mandando el cabildo a Rodrigo Gil de Hontañón reconstruirla, siendo Juan de Cerecedo el Joven quien se encargó de la obra, siendo Diego Vélez en 1587 quien la terminó. Su altura es de 62 metros.
Pasando al interior de la catedral, hay que señalar que la nave central, con sus 12 metros de anchura, está separada de los laterales por arcos ligeramente apuntados y de molduración muy sencilla, que arrancan de pilares baquetonados como corresponde a su momento y estilo. En los dos últimos tramos de la nave, los arcos se hacen ligeramente más esbeltos. Sobre ellos un triforio de doble vano, y a continuación los ventanales, desarrollándose de este modo una línea de alzado en la que casi podría hablarse de mantenimiento de los esquemas clásicos. En cuanto a los ventanales, existen dos por tramo, amparados bajo un arco común. Los cinco tramos de bóveda que cubren la nave mayor ofrecen trazados diferentes, los dos próximos al crucero, obra de Juan de Candamo, son los más interesantes, mientras que los demás Bartolomé de Solórzano optó por la simplificación un tanto criticable. Respecto a las naves laterales, forman un espacio continuo de 6,5 metros de ancho, interpuesto entre la central y las capillas. Se cubren siempre con crucería simple, y en sus claves aparecen motivos como la flor de lis, la Cruz de los Ángeles, y sobre todo, el emblema del obispo Arias.
Tiene forma de cruz latina aunque con transepto algo corto, tres naves, girola y pegado a los muros exteriores de las naves laterales hay un total de diez capillas. Tienen siempre una longitud de 6 metros y un fondo de 3 metros. La estructura de las capillas góticas es siempre la misma. Están situadas entre los contrafuertes de la catedral, en directa comunicación con las naves laterales. Solo dos son visibles desde afuera, la de san Antonio y san Roque. La cubierta siempre es de crucería. Por un par de puertas abiertas en los laterales pasamos al interior del piso bajo o cripta de santa Leocadia. Es una nave estrecha y muy alargada, cubierta con bóveda de cañón que avanza de un podiun corrido a todo lo largo de sus muros. Está dividido en tres zonas: presbiterio, nave y zona trasera, de piso y cubierta más rústicos. La bóveda está construida de ladrillo, y a ella se abren por el interior estrechas saeteras. Colocados en el suelo de la zona intermedia vemos dos tapas de sarcófagos decoradas de tradición visigoda.
El claustro está situado junto a la sala capitular, al sureste de la catedral. Su planta es rectangular, correspondiendo la máxima longitud a las galerías orientales y occidentales. En el ala norte se adosan a los muros pilastras, idénticas por cierto a las que existen en el claustro de la catedral de León, con el que el ovetense tiene evidente parentesco. La portada principal del claustro se abre en en el ángulo noroeste del mismo: sin embargo a partir del siglo XVIII pasó a desempeñar este papel la llamada Puerta de las Limosnas, situada en el ala sur y obra del arquitecto Francisco de la Riva Ladrón de Guevara. Al mismo siglo y autor corresponde el piso alto del claustro, construcción que si bien aisladamente resulta aceptable, no lo es en cambio como complemento de una edificación del siglo XV.

 

 

Catedral de San Antolín de Palencia (1321)

En el solar donde ahora se halla la catedral hubo en la Antigüedad un templo de culto pagano. Ese templo se debió sustituir más tarde por otro paleocristiano. El vestigio más antiguo es el fondo de la cripta de San Antolín, que es el resto de un edificio visigodo de mitad del siglo VII, construido con y sobre restos romanos. En tiempos de Sancho III el Mayor se restauró el templo y en 1035 y ante la presencia de la corte y de varios obispos se consagró el nuevo edificio con lo que quedó configurada la cripta de San Antolín tal y como puede verse en la actualidad. Años después de esta restauración y probablemente en tiempos del obispo Raimundo (1148-1184) se edificó un nuevo templo en estilo románico que fue consagrado en 1219 durante el mandato del obispo Tello Téllez de Meneses (1208-1247). En documentos oficiales se denomina a este templo honestissima lapidum domus. Constaba de tres naves, varias capillas, una portada al oeste y una torre. Su cubierta era de madera. Tenía también un claustro y sala capitular. La catedral románica tuvo un siglo de existencia. Al cabo de esos cien años el obispo Don Gómez, de acuerdo con el Cabildo propuso levantar en el mismo lugar una nueva, al estilo del momento, es decir, el gótico. Las obras comenzaron el día 1 de junio de 1321 en presencia del legado pontificio, cardenal Guillaume Pierre Godin, (obispo de Santa Sabina, Italia) y de varios obispos españoles. Ese año regentaba la catedral Juan II (1321-1325). Se desconoce el nombre del autor de las trazas, aunque por su obra se supone que era un maestro-arquitecto español que se inspiró en las catedrales de Burgos y León.
Tiene tres naves y doble crucero formando una cruz arzobispal, siendo sus dimensiones de 130 metros de largo por 50 de ancho, y su nave central tiene 30 metros de altura. Consta de cinco puertas. La fachada occidental está inconclusa. Tiene anexionada la capilla del Monumento (siglo XVIII) que sobresale notablemente. La parte alta de esta fachada se cierra con un frontón en cuyo centro se abre un pequeño rosetón. Este frontón equilátero está decorado con pináculos góticos y en su vértice se encuentra una cruz que lleva en el medio la inscripción JHS. En la parte más baja, una puerta sencilla y neoclásica realizada por el arquitecto Fernando Chueca Goitia, permite el acceso al templo. Se llama puerta de San Antolín o de los Descalzos. Por último en el lado derecho se encuentran los muros de la antesala y sala capitular, que guardan el tesoro del museo catedralicio; están surcados de ventanales y contrafuertes que terminan en pináculos; otro espacio colindante corresponde al recinto de la biblioteca de la catedral. A la izquierda, coronada por una cúpula de pizarra, se encuentra la antigua Capilla del Monumento.
La fachada septentrional es casi lisa, interrumpida tan solo por dos puertas, correspondientes al crucero y falso crucero. A la izquierda, junto a la cabecera, se encuentra la puerta de los canónigos. Hubo un tiempo en que se la llamó puerta Nueva por ser la última en construirse, sin contar con la del siglo XX de san Antolín. En las actas capitulares se dice que fue construida en 1762. Es una puerta de arco rebajado y sin ornamentación que da entrada al falso crucero. Hacia la derecha se encuentra el crucero original, y en su parte baja la puerta de los Reyes o de san Juan, muy decorada en gótico flamígero, que ha ganado mucho después de una restauración; encima de esta gran portada se divisan tres imágenes de santos, en el centro el patrón de Palencia, san Antolín. En el mainel y sobre una pilastra está la estatua de San Juan, que da el segundo nombre a la puerta. Es la única puerta de Palencia que posee parteluz. Hoy en día esta puerta ha quedado inutilizada al colocarse un altar en el interior de la catedral que se utiliza en las grandes ceremonias. La fachada meridional consta de dos portadas separadas por una torre. La portada de la izquierda es la más importante, la más grande y la más decorada: la del Obispo o de Santa María (siglo XV-XVI). Se comenzó en tiempos del obispo Hurtado de Mendoza; su decoración data de años más tarde, en tiempos del obispo fray Antonio de Burgos y se terminó con Rodríguez de Fonseca. Consiste en una puerta de madera maciza sobre la que se disponen cinco arquivoltas y un guardapolvo muy decorado; las cinco arquivoltas están adornadas con motivos vegetales e historiados, y se apoyan en columnas coronadas por apóstoles esculpidos en el siglo XVII; justo encima, en el arco conopial del centro encontramos una imagen de la Virgen María, gótica, rodeada por dos vidrieras en forma de flor, y un poco más arriba, en el tímpano, un conjunto de baldosas muy decoradas. A continuación se encuentra la torre, una construcción militar prismática, muy sobria cuya única decoración es el reloj del centro, el gran ventanal en el que se divisan las campanas y en la parte alta dos arcos que se conforman como espadaña, uno grande y de medio punto sobre el que se asienta el otro con arquitrabe. Por último se encuentra la puerta llamada de El Salvador, o más usualmente de los Novios, con decoración sencilla, gótica, realizada en tiempos de los obispos Hurtado de Mendoza y Antonio de Burgos, cuyos escudos pueden verse en el friso que está bajo la cornisa. El escudo del medio es el del Cabildo. La puerta se compone de tres arquivoltas apuntadas, adornadas con elementos vegetales. Llama la atención el tímpano que, desprovisto de toda ornamentación, flanquea el portón. A todo este conjunto hay que añadirle en la parte izquierda de la fachada meridional la pared exterior del claustro con una decoración simple aunque armoniosa de contrafuertes y pináculos.
Como se ha dicho, el interior está formado por tres naves y dos cruceros. La nave central consta de diez tramos de bóveda de crucería en cuyas claves se encuentran los escudos de los obispos que las erigieron; un crucero atraviesa la sexta y otro la novena, ocupando la capilla mayor las dos intermedias y el coro cuarta y quinta, la última corresponde al ábside y está destinada a capilla parroquial, y a su espalda se reúnen en semicirculo las dos naves laterales formando cinco capillas. Las naves laterales son bajas y no muy alta la principal.
Extendiéndose debajo del coro se encuentra la cripta (llamada antiguamente la cueva), en ella se conservan los restos del patrono de Palencia, san Antolín. Es el único resto de la primitiva catedral visigótica, añadiéndose posteriormente elementos románicos. La planta tiene forma basilical con bóvedas de cañón, sostenida por cuatro arcos fajones de fina sillería. Las medidas actuales son de 16 por 7 metros (antes de ser restaurada medía 3 por 11). Al final de los escalones de la bajada se encuentra un pozo a cuyas aguas acuden los fieles con piadosa confianza cada 2 de septiembre, festividad de san Antolín. Según la tradición, Sancho III el Mayor persiguiendo a un jabalí, penetró en una cueva donde se había escondido, y cuando iba a atravesarle con su venablo (pequeña lanza) sintió su brazo paralizado. Percatándose el monarca de la santidad del lugar, que era ya antigua capilla dedicada al santo, se dio cuenta de la profanación que acababa de cometer y detuvo el movimiento del brazo, en memoria de lo cual hizo construir una iglesia.
Las capillas están situadas en la girola y en la nave lateral del Evangelio, con el retablo a un costado en la misma dirección de la capilla mayor, dejando el muro del fondo despejado para una rasgada ventana de medio punto, y todas con su oratorio o recapilla, algunas de las cuales encierran notables pinturas. Las capillas en general disponen de bóvedas de gran altura; al construir la catedral se siguió un patrón que sacrificaba metros de claristorio pero que permitían elevar las naves secundarias para dar lugar a capillas y galerías laterales mucho más amplias que las de otras catedrales como la de León. Entre las muchas que tiene podemos destacar la de san Gregorio, una de las principales de la catedral desde el punto de vista artístico. El conjunto de retablos, sepulcro, azulejería de Talavera, e incluso la ventana, con una de las pocas vidrieras originales que se conservan, es un excelente muestrario de arte plateresco.

 

 

Catedral de Pamplona (1392)

La catedral Santa María la Real de Pamplona es de estilo gótico y fue construida entre los años 1392 y 1501. Su construcción fue debida al derrumbe de la anterior catedral románica consagrada en 1176. La fachada principal es de estilo tardobarroco y fue encargada por el obispo don Gaspar de Miranda cuyas obras comenzaron en mayo de 1784 bajo las ordenes de Santos Ángel Ochandátegui. Los trabajos se prolongaron durante seis años. Tiene dos torres y en ellas son destacables sus 11 campanas, siete en la torre sur de uso litúrgico y cuatro en la torre norte, en esta hay que destacar la campana llamada María que es la mayor en uso en todas las catedrales de España.
Tiene tres naves con capillas laterales, crucero acusado en planta y alzado, presbiterio poligonal y extraña gírola de tramos pentagonales y hexagonales.
Sin embargo el principal aliciente de la catedral de Pamplona es sin duda su magnífico claustro, uno de los mejores de Europa del siglo XIV. Se trata de la primera de las edificaciones que se erigió en el periodo gótico, adosada a la catedral por su lado meridional tiene forma de cuadrado con un jardín en el medio. Vino a sustituir al anterior claustro románico, el cual sufrió daños irreparables durante la guerra de la Navarrrería de 1276 que significaron la construcción de uno nuevo.

 

 

Catedral de Santa María de la Asunción de Plasencia (ca. 1190 - 1498)

Como ocurre con la catedral de Salamanca, la de Plasencia también está formada por la unión de dos catedrales. La más antigua fue comenzada entre finales del siglo XII y comienzos del XIII, siendo sus artífices los maestros Juan Francés, Juan Pérez y Diego Díaz. Tiene mucha importancia por pertenecer a los albores del arte gótico en España, y es por lo tanto, digno de especial estudio de lo que queda de ella. Puede decirse que lo que mejor se conserva de esta obra es su fachada principal. Consta de tres naves y cuatro tramos con bóvedas de crucería, románica en sus columnas y capiteles en los que se puede ver águilas entrelazadas, animales fantásticos o capitales historiados. La fachada principal podría lucir más si no estuviera encajada entre la torre y el palacio episcopal. La parte de adornos y esculturas muestra bien a las claras el siglo en que se edificó, pues todos los rosetones, flores y animales están ejecutados de tal modo, que cualquier artista principiante se atrevería hacerlos semejantes. Es la rudeza de la infancia del arte en España que se determina marcadamente en las obras de aquellos tiempos. Encima de la portada hay un grupo representando el sagrado misterio de la Anunciación.
Concluida la catedral vieja el cabildo vio que esta se había quedado pequeña y por lo tanto era necesario ampliarla, por lo que el obispo Gutiérrez Álvarez de Toledo comenzó la construcción de la catedral Nueva en el año 1498. En su construcción trabajaron los más acreditados arquitectos de la época: Enrique Egas a finales del siglo XV y ya en el XVI Juan de Álava, Francisco de Colonia, Alonso de Covarrubias, Pedro de Ybarra, Rodrigo Gil de Ontañón y Diego de Siloe. Para ello tuvieron que derribar el primitivo crucero, el ábside y las capillas adyacentes, para después volverlos a construir pero, esta vez, con dimensiones mucho mayores.
Las partes que más llaman la atención son el altar mayor y la sillería del coro. El altar mayor es un conjunto de tres magníficos cuerpos de arquitectura con 20 columnas del orden corintio y muchas estatuas repartidas en él, todo obra de Gregorio Hernández, celebre escultor de Valladolid. El tabernáculo es magnifico. Lo forma un templete de hermosa arquitectura, compuesto de dos cuerpos con columnas pareadas de orden jónico y corintio, en cuyo cornisamiento están repartidos unos ángeles que tienen en sus manos atributos de la pasión de Cristo.
La sillería de la catedral de Plasencia es una de las más interesantes del periodo llamado de transición (estilo germánico-gótico). Costa de dos ordenes de asientos, procedentes los altos del antiguo edificio y ejecutados los bajos con arreglo al estilo de los primitivos. Forman un total de 65 sillas, 39 altas y 26 bajas, y en el centro de la silla episcopal cobijada con un gran doselete, semejante a los que coronan las dos sillas altas de las cabeceras destinadas a los reyes. En el respaldo de dicha silla está representada, en taracea, la imagen de san Pedro, con tiara, llaves y demás símbolos, sentado en una cátedra. Sobre este tablero un grupo tallado haciendo referencia a Jesús y a los pescadores sacando las redes, y nave de san Pedro. Los brazales altos tienen hojarascas; en los bajos vemos: hombre velludo cabalgando sobre cuadrúpedo, en uno, y paje luchando con oso encadenado, en el otro. La misericordia la decora una figurilla de hombre cepillando con garlopa sobre banco de carpintero. Los sitiales reales son más altos y anchos que los demás, y en vez de imágenes de santos en los respaldos tienen la de los reyes (la del rey en el lado del Evangelio y la de la reina en el de la Epístola), ambas en taracea como en todas las demás, y encima escudo heráldico con ángeles tenantes en bajorrelieve. El artífice de esta obra fue el tallista-escultor Rodrigo Duque “El Alemán” (1470-1542), que aunque nació en Sigüenza (Guadalajara) era de origen alemán. Lo que ocurre, es que según parece, era judío converso y aprovechó estos sagrados encargos para hacer mofa de la iglesia, por lo que en las misericordias de los asientos talló figuras zoomórficas como centauros, monos, quimeras… la mayoría en actitudes y poses obscenas, además de algunas escenas de zoofilia y homosexualidad. Era una manera de burlarse de la Santa Iglesia Católica delante mismo de sus narices.

 

 

Catedral Nueva de la Asunción de la Virgen de Salamanca (1513)

Salamanca es una de las pocas ciudades españolas que tiene dos catedrales: una románica y otra gótica. La primera fue levantada entre los siglos XII y XIII y fue fundada por el conde Raimundo de Borgoña y su mujer, la infanta Urraca de Castilla. Fernando de Rojas, administrador de la iglesia de Salamanca, fue uno de los responsables de que se construyese una nueva catedral gótica, por haberse quedado la anterior pequeña para el culto y para dar mayor esplendor a la ciudad. En 1510, Alonso Rodríguez, Maestro de la catedral de Sevilla, y Alonso Egas, de la toledana hacen unos estudios a solicitud de Fernando el Católico con lo que se ponen las bases para erigir el nuevo templo. En 1512 Antón Egas, Juan Gil de Hontañón, Juan de Badajoz el Viejo, Alonso de Covarrubias, Juan Torreno, Juan de Orozco, Rodrigo de Saravia y Juan Campero, son los que deciden levantarla al norte de la vieja. Se puso la primera piedra el 12 de mayo de 1513, con Juan Gil como arquitecto y Juan Campero como aparejador. Se empezó, lo que es infrecuente, por los pies de la iglesia. El cimborrio primitivo fue obra del maestro Joaquín de Churriguera, nombrado para el cargo en 1714, pero defectos constructivos y el terremoto de Lisboa lo dañaron considerablemente, por lo que se recomendó su demolición. La nueva cúpula no empezaría a realizarse hasta 1765 bajo la dirección del arquitecto Sagarvinaga. Por último la torre fue comenzada en 1705 por Pantaleon de Pontón Setien que levantó un campanario ochavado. El terremoto de Lisboa lo dañó mucho siendo Baltasar Devreton quien la restauró.
Tiene planta rectangular, de tres naves, donde además median numerosas capillas hornacinas entre contrafuertes. En lo alto coronan bóvedas estrelladas. En el crucero se yergue un magnífico cimborrio formado por cuerpo ochavado sobre pechinas, tambor cilíndrico liberado por amplios ventanales y cúpula semiesférica, rematada en linterna.
Como curiosidad puedo destacar el astronauta que se puede ver en la Puerta de Ramos de la catedral, en la parte que da a la plaza de Anaya, esculpida en el lado izquierdo. La historia de este astronauta se remonta al momento en que Salamanca acogió las Edades del Hombre en el año 1993, y por tanto se decidió restaurar la Puerta de Ramos, muy deteriorada por el paso del tiempo. El nombre completo de la exposición era: «Las Edades del Hombre: el contrapunto y su mirada», y por tanto, los canteros encargados de la restauración decidieron dar su propio contrapunto en la restauración de este Portal, y es por eso que aparece un astronauta, símbolo de la modernidad.

 

 

Catedral de Santa María de la Asunción de Santander

La catedral de Santander está situada en un alto que actualmente constituye el último resto del antiguo cerro de Somorrosto. En tiempos de los romanos era un promontorio casi rodeado por el mar, por lo que lo eligieron como centro de abastecimiento de la ciudad. En el siglo VIII se construyó la abadía de Sancti Emeritii et Celedonii para acoger las reliquias de san Emeterio y san Celedonio, patronos de la ciudad. Fue elevada a rango de colegiata (colegiata de los Cuerpos Santos) en 1131 por el rey Alfonso VII, el Emperador. La concesión de fuero a Santander en 1187 por Alfonso VIII, bajo la tutela del abad de su iglesia, motivó un importante desarrollo económico que permitió la construcción en el siglo XIII del actual edificio. La catedral, rango que adquirió en 1754, y que hoy contemplamos, está formada por dos iglesias superpuestas de estilo gótico. La inferior se construyó a finales del siglo XII y la superior a finales del XIII. El conjunto se completa con un claustro del siglo XIV.
La iglesia baja (llamada cripta o parroquia de Cristo) está formada por tres naves de cuatro tramos, más los ábsides circulares de la cabecera los cuales fueron realizados posteriormente y que cierran las respectivas naves constituyendo otras tantas capillas. Sus dimensiones son de 31 metros de largo por 18 de ancho. Fue construida entre finales del siglo XII y principios del XIII. Su estilo es de transición del románico al gótico. En sus comienzos fue cementerio, y hasta el siglo XIX no fue destinada a parroquia. Las tres naves son muy bajas, con arcos escasamente apuntados que descansan en robustos pilares de alto basamento y corto fuste. Esto es así porque deben soportar también la iglesia superior. La mayoría de la decoración de los capiteles y claves son de carácter vegetal, aunque también existen elementos con iconografía simbólica, siendo más frecuentes en las capillas. Lo más notable y lo que mejor demuestra la época de su construcción es un ventanal situado a la izquierda de la entrada. La razón de los arcos ojivales del exterior hay que buscarla en que por debajo de ellos estaba el paso de un castillo que desde el siglo XII hubo en la parte oriental de la iglesia. Además, estos arcos formaban el paso desde el palacio del abad a la iglesia. Los otros dos arcos de medio punto fueron construidos para sostener la capilla del Rosario, de la casa de Riba Herrera. Las necesidades de culto han obligado a efectuar en ella modernas reformas, como son la de la capilla bautismal y unas excavaciones en las cuales se ha podido constatar restos del antiguo asentamiento romano, entre lo que destacan unas instalaciones termales y la cámara donde durante la Edad Media estuvieron depositadas las cabezas de los mártires Emeterio y Celedonio.
La actual planta de la catedral de Santander fue construida a finales del siglo XIII y coincide exactamente con la de la iglesia baja. La puerta principal de acceso se abre al claustro por el sur, como corresponde a un edificio abacial. Está repartida en tres naves paralelas siendo la central algo más amplia. Su fachada ostenta en primer termino una torre cuadrada, de contextura militar y maciza, con una ventana peraltada y la esfera del reloj en su parte alta junto al alero de la cubierta. La campana del reloj está protegida por un templete cuadrado construido sobre la torre. Atraviesa la torre de la iglesia un arco apuntado en el que se tiende una escalera de piedra que antes fue rampa para bajar de la catedral a la ciudad. Al pie de esta escalera, a la derecha, hay una serie de arcos formando bóveda, el primero y los dos últimos del siglo XVIII, como también es de ésta época la escalinata que sostiene el primero para dar acceso a otra puerta del templo. Los otros dos arcos son ojivales, probablemente de la época de la construcción de la iglesia, y debajo de ellos se abre la puerta ojival, uno de los más notables ejemplares de arquitectura que posee la ciudad. El edificio ha sufrido dos ampliaciones. La primera tuvo lugar en los siglos XVI y XVII mediante la construcción de capillas periférica, la segunda y más importante, se hizo después de la ruina ocasionada por el incendio que destruyó Santander en febrero de 1941. La catedral se abrió de nuevo al culto en 1953 casi duplicando la capacidad del edificio original, gracias al añadido del crucero, ábside y girola.
El pavoroso incendio de 1941 quemó todo el interior de la iglesia alta salvándose tan solo uno de los retablos. El presbiterio, de nueva construcción, está constituido por los elementos litúrgicos más destacados de la iglesia. El altar exento, cuyo relicario recoge la antigua inscripción de origen medieval Multa Corpora Sanctorum hic sepulta sunt (aquí está sepultados muchos cuerpos santos), que justificaba el nombre de la vieja Colegial de los Cuerpos Santos.
En el ángulo de la nave del Evangelio, y haciendo las veces de baptisterio, hay un al-midha o pila de abluciones labrada en mármol blanco y levantada sobre una columnilla con capitel de estilo árabe granadino; tiene 81 centímetros de largo, 46 de lado por 20 de alto y presenta una curiosa inscripción que corre entorno de la misma. En alto sobre ella, se encuentra una tribuna decorada con un fresco del pintor José Cataluña y representa la construcción de la vieja iglesia por el rey Fernando III el Santo. El coro por el que se halla seccionada la nave central procede del monasterio de San Jerónimo el Real de Madrid e interrumpe con su pesado aspecto la esbeltez de la catedral. Consta de varias capillas entre las que destaca la de Ribaherrera, construida en la época de Felipe IV; es de traza grecorromana decadente y la corona una linterna circular, en cuyas pechinas se muestran entallados los blasones de los fundadores.
Todos los ventanales cuentan con vitrales contemporáneos muy bien realizados, dedicados a diversas advocaciones relacionadas con la historia del templo.
El claustro, que en otro tiempo estaba rodeado por un jardín de naranjos es de sobrio y funcional estilo gótico. Ocupa el barrio altomedieval llamado Ciminterio cuyas casas fueron derribadas a comienzos del siglo XIV para proceder a la construcción del mismo, impulsada por el abad Nuño Pérez Monrroy, canciller de la reina María. Su edificación se inició por la nave norte y la última en alzarse fue la del sur. Todas las naves estaban jalonadas de capillas, entre las que destacan dos: la de San Pedro, situada en el extremo sureste, donde se celebraban los concejos generales de la villa, y la de Santiago, construida por la importante familia de armadores reales de los Escalante, en el siglo XIV.

 

 

Catedral de Segovia (1525)

Llamada la Dama de las Catedrales es de estilo gótico tardío se comenzó a construir por la fachada occidental e 1525, concretamente el 8 de junio por orden de Carlos I de España. Anteriormente existieron otras dos catedrales conocidas como la Primitiva y la Antigua.
Siendo obispo Don Diego Rivera dio comenzó las obras el arquitecto Juan Gil de Hontañón que realizó el proyecto y los planos. Le sucede en las obras su hijo Rodrigo Gil de Hontañón en 1526 el cual solo estuvo al frente de ellas tres años pasando a ser el responsable García de Cubillas que ya participaba en las obras desde el comienzo. Al morir este vuelve a hacerse cargo Rodrigo Gil de Hontañón hasta el año 1577.
El claustro gótico es de 1470 y es el que estaba adosado a la antigua catedral románica. Fue trasladado piedra a piedra a su nuevo emplazamiento. Son hermosas sus arcos con tracerías caladas.
Tiene forma de cruz latina, con brazos cortos, gírola con siete capillas absidiales de planta pentagonal, bóvedas de crucería, cúpula encasetonada con linterna. Dispone de tres puertas, la del Perdón situada en el oeste, la de San Frutos en el norte y la de San Geroteo al sur. Torre de 88 metros de altura que es pareja a la de Salamanca, consta de seis cuerpos recorridos verticalmente por pináculos adosados.

 

 

Catedral de Sevilla (1401)

La catedral de Sevilla es el monumento religioso más grande de España y el segundo de Europa después de la basílica de San Pedro de Roma. Llamada Santa María de la Sede, es de estilo gótico tardío y comenzó a construirse en el año 1401. Su financiación corre a cargo de donaciones privadas de canónicos, prelados y de algunos laicos, estableciéndose también un impuesto sobre el comercio de la carne cuyo importe se destina a la citada obra. Está situado al sur de la ciudad, con su fachada principal orientada al oeste; al norte dan la sacristía de la Capilla del Sagrario y el patio de los Naranjos; al este la Giralda, la Capilla Real y la Contaduría y al sur la Sala Capitular y la Sacristía Mayor.
Se asienta sobre las ruinas de la Alhama (mezquita mayor) al-Moharrem, que según unos, fue construida por los abbasidas y, según la opinión de los más entendidos, fue reedificada en 1171, por el emir almohade Yusuf ben Jacob, habiendo terminado la obra su hijo Jacob ben Yusub Almanzor, a quien se debió la construcción de la Giralda. Rescatada Sevilla por san Fernando en 1248, se convirtió en templo católico, siendo consagrado por el arzobispo Gutierre bajo la advocación de Santa María de la Sede. Se fueron agregando capillas y otras edificaciones, y fue enriqueciendose a tal extremo, que llegó a ser la primera de España. En 1401, el mal estado en que se encontraba el templo viejo impulsó al Cabildo a emprender la construcción de uno nuevo, y en la reunion que tuvo lugar con este objeto, dijo uno de los prebendados estas palabras: Fagamos una iglesia tan grande que los que la vieren acabada nos tengan por locos. Se colocó la primera piedra en 1402 y se terminaron las obras en 1519. Se comenzó por derribar la Mezquita respetándose la Giralda, los lienzos de muro del patio de los Naranjos y los de la Capilla Real. No se sabe el arquitecto que dirigió las obras, pues el nombre se perdió, con los planos de la construcción, en el incendio acaecido en el antiguo Alcázar de Madrid, adonde habían sido llevados por orden de Felipe II. Unos las atribuyen, sin embargo, a Alfonso Martínez y otros opinan que fueron dirigidas por Pedro García. En 1426 un cuantioso legado de doña Guiomar Manuel contribuyó a que las obras tomaran gran incremento y en tiempos de Juan II se solicitó de este monarca la licencia para la reconstrucción de la Capilla Real. En los documentos relativos a la construcción aparecen entre los nombres de los maestros que intervinieron en las obras los de Isanbret, Carlin, Juan Norman, Pedro de Toledo, Francisco Rodriguez, Juan de Hoces, Ximón Alfonso Rodriguez y Gonzalo de Rozas.
En 1506 hubo una gran fiesta en toda la ciudad para celebrar la terminación de las obras, pero en 1511 tuvo lugar el desplome de parte de la fabrica, por flaqueza de los pilares en que se asentaba, arrastrando en su caida las colosales estatuas de barro cocido que la adornaban, obra de Pedro Millán, Juan Pérez, Miguel Florentín y Jorge Fernández Alemán. Las obras de reconstrucción fueron encomendadas al maestro Juan Gil de Hontañón. El 1 de agosto de 1888 se derrumbó el primer pilar del coro del lado de la Epístola, a lo que sin duda contribuyeron los terremotos, y en su caída arrastró las semibovedas que se asentaban en él, parte de la central del crucero, destruyó el órgano y una hermosa vidriera. El arquitecto Joaquín Fernández fue el encargado de las obras de restauración que terminaron el 24 de diciembre de 1893.
El interior es de forma rectangular de 116,12 metros de largo por 76 de ancho, en el que sobresale en la parte de oriente la gran Capilla Real, que aumenta la longitud en 19,65 metros. Está dividido en cinco naves y dos hileras de capillas, midiendo la central algo más de 16 metros. Tiene 32 gigantescos pilares elípticos rodeados de columnillas que sustentan los 70 tramos de bóvedas ojivales que cubren el templo, cuya nave del crucero es de la misma anchura que la principal. Esta nave y la mayor se elevan hasta 56 metros; el centro del crucero, hasta unos 40 metros y las cuatro naves laterales, 25, alcanzando la Capilla Real la altura de 14 metros. Posee la catedral una verdadera riqueza en vidrieras, que ascienden a 74, sin contar las de la Capilla Real y otras modernas desprovistas de merito. Algunas de ellas se encuentran en mal estado, no solo por los estragos del tiempo, sino por las conmociones sufridas con las voladuras de los molinos de pólvora de Triana en 1579 y 1613, así como hay que lamentar la total destrucción de una de ellas, la primera lateral de la Epístola al hundirse el pilar contiguo con las bóvedas que sustentaban, en 1888. Una de las vidrieras que se consideran más antiguas es la que en la Capilla Mayor aparece del lado del Evangelio y representa a la Virgen rodeada de ángeles que la coronan, así como son también de las primeras que se pintaron las diez que iluminan el coro y trascoro y representan cada una cuatro personajes del Antiguo Testamento; se cree que fueron pintadas en 1504 por Cristóbal Alemán; En el crucero y brazo del Evangelio hay unas pintadas por Arnao de Flandes. En una de las naves laterales, sobre la Sacristía Mayor, hay una vidriera que ofrece un dato curioso para el estudio de la Giralda, pues en ella aparece esta torre en su primitivo estado, tal y como se hallaba antes de las obras que llevó en ella Fermín Ruiz.
La Capilla Mayor ocupa solo un tramo de la nave central. Lo que primero llama la atención es el grandioso retablo, de enormes proporciones, que constituye una de las más notables obras que nos ha legado la escultura de las postrimerías del siglo XV, siendo el mayor de España. Es de estilo gótico, casi cuadrado, tiene 13 metros de frente, 2,60 metros cada uno de sus costados y 45 grandes nichos de un metro de profundidad. El proyecto fue del maestro Dancart, quien comenzó a ejecutarlo en 1482 y trabajó en él durante diez años. Juan de Palencia y Juan Bautista Bázquez fueron los que concluyeron esta portentosa obra en 1564. Las magnificas rejas que cierran la capilla son de estilo Renacentista, siendo su artifice fray Francisco de Salamanca, quien la terminó en 1553.
La Capilla Real se halla situada en la cabecera de la nave central y ocupando el sitio que debía haberse destinado a ábside, según el modelo tallado que se conserva. Esta capilla es más notable por sus proporciones y riqueza que considerándola desde el punto de vista artístico. Su planta es rectangular, sobresaliendo en forma de segmento de circulo por el muro frontal, con otros de estos más pequeños a ambos lados. Sus dimensiones son 29 metros de altura hasta la base de la linterna, 25 de longitud por 15 de anchura. La techumbre está formada por una elevada cúpula formada por casetones. En esta capilla se encuentran los sepulcros de Doña Beatriz de Suabia y de Alfonso X el Sabio; las tumbas son de madera y en ellas hay sencillos ataúdes cubiertos por ricos paños modernos de brocado. Diez gradas dan acceso al presbiterio y al pie del mismo se alza, sobre un pie de mampostería, la urna de plata sobredorada en la que se conserva el cuerpo de san Fernando.
En esta catedral se encuentra también el mausoleo, obra del arquitecto y escultor Arturo Mélida, en el que se encuentran los restos de Cristóbal Colón y que fueron devueltos a España al terminar la guerra de Cuba. Consiste en un féretro de bronce que aparece transportado por cuatro heraldos que representan los reinos de Castilla, León, Aragón y Navarra. Todos ellos sobre un basamento de piedra adornado al gusto del gótico florido; en su compartimiento central se encuentra el escudo de armas de Sevilla con su característico NOMADEJADO, la firma del autor y las fechas de 1891-1902.
Formando parte de la catedral se encuentra el monumento más representativo de Sevilla que es la Giralda. En su día fue la torre más alta del mundo con sus 97,5 metros de altura y actualmente es la torre más alta de la ciudad de Sevilla. Antiguo alminar de la mezquita almohade de Sevilla, está constituida por varios cuerpos diferenciados aunque perfectamente unidos mostrando un ejemplo perfecto de la riqueza del crisol de culturas existente en la ciudad. El cuerpo musulmán es el más antiguo, fue construido en 1184 por orden de Jacob ben Yusub Almanzor y para su construcción, tal y como se puede apreciar en su base, se emplearon los restos de algunos edificios y sillerías romanos. Se basó en el alminar de la mezquita Kutubia (70 metros) de Marrakech, (Marruecos) y considerada obra maestra del arte hispano-magrebí. También se la considera hermana de la gran Torre Hasan (60 metros) de Rabat. A raíz de un terremoto ocurrido en 1365 se perdió la antigua esfera original de cobre que coronaba la torre, que fue sustituida por un sencillo alminar. En el siglo XVI se añadió el cuerpo de campanas rematado por la figura de la Fe y su artífice fue Bartolomé Morel. Esta figura mide cerca de cuatro metros de altura, pesa 128 kilos y fue instalada en el año 1568 y debido a sus numerosos giros producidos por el viento fue denominada Giralda que posteriormente pasó a denominarse así la torre quedando como Giraldillo el nombre de la figura. Para subir a lo más alto hay que hacerlo no por escaleras sino por 35 anchas rampas. Algunos investigadores e historiadores sostienen que la torre se erigió para conmemorar la victoria almohade en la batalla de Alarcos. A pesar de su autonomía, ejerce la función de torre y de campanario de la catedral.

 

 

Catedral de Sigüenza (1192)

La catedral de Sigüenza, en la provincia de Guadalajara, es una de las más originales y bellas de España. Es conocida en toda España por El Doncel de Sigüenza. Se compone de una planta en cruz latina, de tres naves, amplio transepto, capilla mayor rodeada de girola o deambulatorio, cimborrio o linterna, sobre el crucero, dos torres gemelas en la fachada occidental. El claustro, al norte. Tiene 80 metros de largo por 31 metros de ancho, de un extremo a otro del crucero, y 28 metros de longitud, en las otras naves. La nave central, de algo más de 10 metros de ancha, tiene 28 metros de altura, las laterales 21 metros.
Aunque las obras comenzaron en estilo románico, en su conjunto es un buen ejemplo de arquitectura de estilo cisterciense, transición al gótico. Siempre destacara esta catedral, por el aspecto de fortaleza, con sus torres gemelas almenadas. Tiene su origen en enero de 1124, cuando el obispo Don Bernardo de Agén (1121-1152), reconquista la ciudad con objeto de contrarrestar la influencia del obispado de Osma, en tiempos del reinado de Doña Urraca (hija de Alfonso VI). Con el obispo Don Pedro de Leucate (1152-1156), sobrino del anterior, comienzan las obras de la nueva catedral. Adopta el plan de cabecera benedictina. La construcción comenzó, con la capilla mayor y capillas absidiales y las dos torres de la fachada, creadas con miras defensivas. La obra esta realizada, a base de arenisca roja, del periodo Triásico inferior. En la prelatura de Don Cerebruno (1156-1167), se da un gran impulso a las obras, cerrando las naves y haciendo las tres puertas románicas, de la fachada principal. Con el cuarto obispo Don Joscelino Adelida (1168-1171), al llegar la construcción al crucero y a su nave transversal, en 1169, queda abierta al culto.
Las obras fueron iniciadas en el estilo románico exuberante de Cluny, pero rápidamente se impondría la austeridad del Císter, reduciendo el tamaño del coro y los capiteles, no van a ser historiados, (animales, escenas bíblicas, etc), sino de tema vegetal. En la época del obispo Don Arderico (1178-1184), primer obispo de origen español, el cabildo se trasladó, a las dependencias habitables del claustro. Fray Martín de Finojosa (1185-1192), monje cisterciense y abad de Santa María de Huerta, influyo lógicamente en el estilo de la construcción, cambiando el estilo románico, por el protogótico. Ya a caballo del siglo XIII, el obispo Don Rodrigo (1192-1221), tiene el afán de hacer gótica la catedral, elevando las bóvedas, sobre el románico primitivo (posiblemente con tejado de madera). Durante el siglo XIV, queda terminada la obra inicial, del edificio, ya con la planta, gótica, que podemos ver hoy día.
La portada principal es románica, aunque con añadidos posteriores neoclásicos y barrocos. Forma tres cuerpos, que corresponden a las tres naves del edificio, divididas por dos recios contrafuertes. A ambos lados de la fachada principal, se elevan las dos torres de piedra arenisca, de cuatro cuerpos. La torre de la derecha, llamada de las Campanas, tiene una altura de 40,5 metros, con una escalera interior de 140 escalones, su ultimo cuerpo fue añadido en el siglo XIV, por el cardenal Pedro Gómez Barroso (1348-1361), que también hizo recubrir de piedra de sillería la obra inicial, hecha en mampostería. La torre de la izquierda, llamada de Don Fadrique tiene una altura de 41,7 metros y se terminó en el siglo XVI. Estas torres, que inicialmente estuvieron aisladas, se construyeron con miras defensivas y más tarde se unieron a la muralla.

 

 

Catedral de Nuestra Señora de la Huerta de Tarazona (1162)

La catedral de Tarazona, en la provincia de Zaragoza, se comenzó a construir en el año 1162 y el obispo García Frontín II la consagró, sin estar aún acabada, el 20 de abril de 1235 con el nombre de iglesia de Nuestra Señora de la Hidria, posteriormente se cambió la advocación por la de Nuestra Señora de la Huerta. Fue ampliada durante el reinado de Jaime I el Conquistador. Se planificó según el estilo francés predominante en esa época: consta de tres naves con crucero, cabecera semicircular y girola con capillas radiales.
El rey de Castilla Pedro I el Cruel atacó Tarazona durante la Guerra de los Dos Pedros (1356-69), la catedral, al estar fuera del recinto de la ciudad, fue tomada y empleada como cuartel. Posteriormente fue saqueada, se quemó el archivo, se destruyó el claustro y todo el edificio sufrió graves daños. Después de la devastación, los hermanos Pérez Calvillo, la reconstruyeron. La primitiva fábrica del templo de estilo gótico francés sufrió, a partir del siglo XIV a un cambio de estilo, adoptando el mudéjar que afectó a la conclusión de las naves, las capillas perimetrales, las fachadas exteriores, el cimborrio y la torre de los siglos XIV al XVI.
El pórtico principal, situado en el brazo norte del crucero, se construyó en 1577, siendo reformado en 1788. Destaca la portada, constituida por un gran arco de medio punto abocinado, decorado en el intradós y en los derrames por el el escultor local Bernal del Fuego.
La nave central, la cabecera y los brazos del crucero están cubiertas con bóvedas de crucería estrellada aunque, en realidad, la mayor parte de los tramos son de crucería simple y no alcanzaron su apariencia actual hasta que en el siglo XVI fueron decorados con combados y terceletes de yeso. El cimborrio sobre el crucero de la catedral es una obra mudéjar que sustituyó a uno anterior que en 1519 amenazaba ruina. Fue decorado a partir de 1546 por Alonso González con temas y motivos plenamente renacentistas. Todo el conjunto se decora con cerámica en verde y blanco y con paños de diente de sierra. Entre 1603 y 1614 se construyó el retablo mayor, obra del mazonero Jaime Viñola y del escultor Diego Martínez y policromado por Agustín Leonardo y Gil Jiménez, todo a expensas del obispo fray Diego de Yepes. Está dedicado a la Virgen de la Hidria o de la Huerta.
La torre, construida entre los siglos XIV al XVI, se comenzó en estilo gótico con piedra sillar en el primer cuerpo, el cuerpo intermedio en ladrillo de inspiración mudéjar, siendo rematada en 1588 la zona de campanas, aunque construida en ladrillo no es plenamente mudéjar.
El templo reúne un conjunto de estilos diversos, desde el primer gótico del siglo XIII hasta sus últimas manifestaciones del siglo XV, para enlazar con el renacimiento del siglo XVI, aderezados con la tradición arquitectónica del mudéjar aragonés. Fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1931. Desde 1984 hasta el 2011 se llevó a cabo una importante restauración integral del templo, tras detectarse problemas serios de estructura que amenazaban la ruina total del templo. La catedral de Tarazona reabrió sus puertas el 16 de abril de 2011, después de 29 años cerrada, mientras, continúan los trabajos de restauración.

 

 

Catedral de Santa María de Tarragona (ca. 1171)

La catedral de Tarragona está influenciada artísticamente en los monumentos realizados por la orden del Císter. Se encuentra dentro de un grupo denominado Hispano-languedociana localizado en Cataluña. Se comenzó su construcción con los fondos donados por el arzobispo Hugo de Cervellon, miembros de la corona y por un legado testamentario que fue efectuado por Pere de Queralt en 1166. Parece que las obras de la nueva catedral se iniciaron en una fecha imprecisa, pero siempre posterior al año 1171, y que dieron inicio por la cabecera del nuevo templo. Fue terminada en las postrimerías del siglo XIV con la incorporación de la fachada occidental y el cierre de las bóvedas contiguas. Aunque las obras se prolongaron en el transcurso del siglo XIV, fue inaugurada en 1230.
La fachada occidental es un magnifico ejemplar del estilo gótico puro, que conserva todavía la austeridad en pormenores característicos del románico. Fue realizada entre 1277 y 1293 por el maestro Bartomeu, la cual dedica las jambas a la representación de figuras apostólicas, el parteluz a la Virgen con el Niño y el tímpano al Juicio Final presidido por un Cristo, la resurrección de los muertos y escenas de castigo infernal. La monumental portada se corona con un amplio rosetón.
Aunque el estilo de la catedral es tardorrománico se quiso dar un toque gótico en algunas partes de su interior, como con el emplazamiento del coro en el centro de la nave y el alzado de un ábside y de nuevas capillas funerarias, todo ello realizado durante el trascurso del siglo XIV.
Entre 1426 y 1445 Pere Johan, oriundo de la Picardía, realizó el retablo, obra maestra de la escultura gótica catalana. El mueble alabastrino de notables dimensiones perpetúa la tradición de los retablos monumentales característicos del ámbito catalán del siglo XIV. La organización del retablo es tripartita: un coronamiento de esbeltos pináculos, un cuerpo central con doce escenas cristológicas y tres estatuas de la Virgen, san Pablo y santa Tecla y una predela destinada al tabernáculo y a glosar en seis relieves la biografía de la patrona de la ciudad.

 

 

Catedral de Santa María de Toledo (1226)

Se puede asegurar que la antigua catedral de Toledo estaría donde la actual y que es muy posible que tuviera la forma de una basílica de tres o cinco naves, reedificada con columnas y capiteles romanos. Las cubiertas serían de madera con una rica armadura policromada y el ajuar sería suntuoso y esplendido como correspondía a la iglesia primada. En el mismo lugar se acompaña la mezquita o aljama mayor de la ciudad.
Toledo fue conquistada por el rey de León y Castilla Alfonso VI en el año 1085, éste entró por la puerta vieja de Bib-Sagra, con un florido séquito en el que figuraban Rodrigo Díaz de Vivar y el abad de Sahagún, don Bernardo de Sedirac dirigiéndose a la mezquita de Bib-al-Mardum, a la cual mandó consagrar con el nombre del Cristo de la Luz. El rey había prometido solemnemente, cuando la ciudad capituló sin resistencia, que se respetarían los usos y religión de los vencidos e incluso sus edificios de culto, que no serían tocados para nada. Pero en una de las largas ausencias del rey, la reina Constanza y el primer obispo de la Toledo reconquistada, Bernardo de Sedirac, ambos franceses, tomaron por sorpresa la mezquita, instalaron provisionalmente un altar y colocaron una campana en el alminar para convocar a los cristianos. La ira del monarca no tuvo limites y no eran para aplacarla ni las súplicas de la reina ni las exhortaciones del arzobispo. La paz vino por parte de los propios musulmanes por medio del negociador alfaquí Abu-Wald y por eso todavía puede verse en un pilar de la capilla mayor la figura que lo representa.
Durante muchos años la mezquita de Toledo quedó convertida en catedral cristiana, hasta el reinado de Fernando III el Santo (siglo XIII). Durante su reinado, la mezquita-catedral estaba ya en un estado de ruina por lo que el arzobispo de Toledo Rodrigo Ximénez de Rada impulsó las obras de la que sería la actual catedral. Su predecesor había tenido que demoler una parte oscura y llena de columnas y don Rodrigo tendría que sostenerla y reformarla hasta que se empezara a labrar otra nueva.
En el año 1222 una bula papal autorizó al arzobispo a disponer para la construcción la tercera parte de todas las rentas de fabricas de las iglesias de su diócesis durante cinco años, plazo que luego fue prolongado. En el año 1224 ya se había comenzado a erigir la catedral pero la solemnidad de la primera piedra no tuvo lugar hasta 1226, en mes y día que se discuten, cuando pudo acudir Fernando III.
Según un documento fechado en 1227 el primer magister operis de la catedral de Toledo fue el maestro Martín. Estaba casado con María Gómez y el deán le concedió un corral propiedad del capítulo. En 1234 desaparece por muerte o ausencia y le sucedería en la dirección de las obras Petrus Petri. Martín levantaría las capillas de la girola y poco más y Petri completaría los deambulatorios, construyendo los famosos triforios. A finales del siglo XIII debía estar terminada la cabecera y apenas empezada las naves. Durante el siglo XIV se fueron levantando lentamente las naves, después de tomar el acuerdo de suprimir el triforio. Por desgracia todo es incertidumbre en esta época oscura de la construcción, pues el primer maestro que tenemos noticias después de Petrus Petri, es Rodrigo Alfonso que puso la primera piedra del claustro en el año 1389 en tiempos del arzobispo don Pedro Tenorio. El mismo Tenorio fundó la capilla claustral de San Blás, famosa por sus frescos de la escuela sienesa y por la intervención de Starnina.
Más adelante aparece otro maestro, Albar Martínez y que fue aparejador de los canteros de Olihuelas. Comenzó la obra de la fachada principal y siguió la iniciada construcción de la torre. Es la única que se construyó de las dos previstas, pues, la otra no se llegó a construir y en su base se estableció la capilla mozárabe fundada por el cardenal Cisneros. La torre la terminó el flamenco Hannequin de Bruselas, con un esbelto cuerpo octogonal acompañado de pináculos y arbotantes y rematado en flecha con tres coronas como tiara. Los maestros flamencos que vinieron con Hannequin de Bruselas, constituyendo un numeroso y brillante equipo en el que figuraron Egas Cueman, Enrique Egas, Juan Guas y otros fueron los artífices que dieron fin a la gótica estructura y la alhajaron con portadas, capillas, bóvedas y otras obras suntuarias. Obra tan insigne, monumental y grandiosa como la catedral toledana, siguió ocupando los afanes del cabildo durante los siglos XVI al XVIII, con obras como la sala capitular, retablo principal, capilla de los Reyes Nuevos, capilla del Sagrario en el siglo XVI y el sobresaliente Transparente en el siglo XVIII.
La fachada principal se enmarca entre la torre al norte y la capilla mozárabe al sur que iba para torre. En el centro de los dos cuerpos salientes se desarrollan las tres grandes portadas de poniente. Son las del Perdón, en el centro, la del Juicio Final, a la derecha y la del Infierno a la izquierda. Se empezó a construir en 1418 bajo la dirección del maestro Albar Martínez, y al contemplarlas parecen más bien del siglo XIV. Esta fachada, en general, ha merecido pocos elogios por considerar que se ha desnaturalizado la obra original debido a la época en que se construyó, precisamente cuando el arte gótico declinaba antes de renacer en la época de los Reyes Católicos. La portada más antigua de la catedral es la del Reloj (Feria, ChampaƱería, Ollas, Reyes), construida a comienzos del siglo XIV. El rincón que forma la puerta del Reloj es de los más atractivos; queda encerrado entre las edificaciones del Sagrario y ochavo por un lado y las del claustro y capilla de San Pedro por otro. Está ornado por una bellísima reja gótica de Juan Francés. La más moderna de las grandes puertas catedralicias es la actualmente llamada de los Leones, se labró en los años 1460-66 siendo arzobispo don Alonso Carrillo de Acuña. Dio las trazas Hannequin de Egas Cueman y algunos otros escultores flamencos que gobernaban un numeroso taller de lapicidas y entalladores. La puerta es el mejor conjunto que puede darse en la estatuaria hispano-flamenca del siglo XV.
La catedral mide 120 metros de largo, 59 metros de ancho, 44 metros de alto y una única torre de 80 metros, consta de cinco naves en escalón, sin grandes diferencias de altura, crucero, doble girola y numerosas capillas. Las proporciones de la catedral provienen de la antigua mezquita. Las catedrales españolas de cinco naves como la de Toledo, Sevilla y Granada, fueron elevadas sobre el suelo de grandes e importantes mezquitas. Las proporciones de la Sala de Oración de una mezquita convinieron más a un templo ce cinco naves que de tres.
El presbiterio fue objeto de una profunda transformación en tiempos del cardenal Cisneros, la cual logró ampliar para poder situar al fondo el gran retablo. Está compuesto por cinco calles con multitud de escenas estatuarias y dos calles menores en los extremos. Todo se asienta sobre un banco o pradela y su altura sube hasta las bóvedas mismas en cinco pisos, que no mantienen una línea horizontal sino escalonada. Siguiendo esa línea escalonada la pulsera o moldurón que la remata forma una gran escalera. Tan importante despliegue de imaginería ocupó a una serie de artistas eminentes entre los que sobresalen Copin de Holanda, Sebastián de Almonacid y Felipe Bigarny como imagineros; Francisco de Amberes y Juan de Borgoña como pintores y Petri Juan que fue el entallador de las filigranas decorativas. Se terminó en 1504, el mismo año que murió Isabel la Católica. Puede considerarse como una de las últimas exposiciones del arte gótico más florido, cuando empezaba a introducirse en España el Renacimiento.
El coro se empezó a construir en tiempos del cardenal don Pedro González de Mendoza. La sillería baja, que consta de 54 sitiales en estilo gótico, fue realizada por el maestro Rodrigo Alemán y terminada en el año 1495. En sus respaldos vemos bellísimos relieves que representan la guerra y conquista de Granada. La sillería alta, compuesta de 72 sitiales, es la más notable, siendo considerada como la mejor obra de talla existente de España. La del lado de la Epístola las realizó Berruguete y las del lado del Evangelio Felipe de Borgoña. Fue terminada en 1543, representando sus respaldos figuras de santos y apóstoles. Son espléndidos, bellísimos, los atriles o facistoles colocados en el centro del coro e igualmente el altar, en el que se halla una escultura de alabastro del siglo XIII, con el nombre de la Virgen Blanca.
El llamado transparente de la catedral a una obra escultórica realizada entre 1729 y 1732 por el escultor barroco Narciso Tomé, nombrado arquitecto suplente en 1721. Se encuentra en el muro absidal, en el trasaltar mayor. La obra es de estilo barroco y churrigueresco. Se realizó en tiempos del arzobispo Diego de Astorga y Céspedes que tuvo su mandato entre los años 1720-1734. Todo el grupo escultórico es estimado como composición arquitectónica más que escultórica. Está hecho en mármoles traídos de Génova, jaspe y bronces. La idea de hacer este transparente rompiendo el muro absidal surgió con el fin de dar luz al sagrario que se encuentra justo a su espalda. Se abrió un óculo a través del hueco despejado en el muro. A su vez este óculo recibe la luz de los tragaluces hechos en la parte superior del ábside, de manera que el transparente queda iluminado al mismo tiempo que reparte la luz a través del óculo hacia el sagrario. Fue una técnica impuesta en el arte barroco. La estructura está concebida a manera de retablo con dos cuerpos en altura unidos o separados por el óculo que es el símbolo del sol con sus rayos acompañados de un séquito de ángeles dispuestos en múltiples posturas. A su alrededor se encuentran los cuatro arcángeles, más pasajes de Gedeón y profetas que llevan en sus manos las filacterias con el texto de sus adivinaciones.
De las más de una decena de capillas, son destacables entre otras la llamada Mozárabe, situada donde se iba a erigir la segunda torre de la catedral fue fundada por el cardenal Cisneros y construida por Enrique Egas. La capilla de los Reyes Nuevos cuya fundación fue ordenada en el testamento de Enrique II de Trastamara y obra de Alonso Covarrubias. De estructura ojival, compuesta de tres bóvedas, adornadas según gusto plateresco, contiene un coro de nogal de 26 sitiales rematados por escudos de España. A ambos lados del coro se alza un cuerpo de estilo plateresco, con tres pilastras y dos profundos arcos que forman hornacinas, adornadas con medallones y escudos. Constituyen estos cuatro arcos los sepulcros de los reyes Enrique II y la reina doña Juana y de Enrique III y la reina Catalina de Lancaster.
El claustro pertenece al estilo ojival y forma un perfecto cuadrado de 51,8 metros. Se comenzó a finales del siglo XIV, siendo arzobispo Pedro Tenorio, que encomendó la obra al arquitecto Rodrigo Alfonso, ocupando para su edificación la antigua Alcana (mercado) de los hebreos. Se puso la primera piedra en 1389 y se concluyó en los primeros años del siglo XV. Es de doble planta y muy sencillo, cada panda tiene cinco tramos que coinciden con los de las naves e la iglesia. Las bóvedas de la parte baja son cuatripartitas muy simples y el único motivo decorativo son las claves talladas con el escudo de Tenorio. Los ventanales no tienen tracería de ninguna clase y las rejas barrocas los separan del severo jardín. Rodea por arriba un segundo cuerpo de galerías, sencillo y modesto, que Cisneros hizo construir para corredor de las habitaciones superiores destinadas actualmente a oficinas.

 

 

Catedral de la Asunción de la Madre de Dios de Tortosa (1347)

Cuando en 1148 Ramón Berenguer IV, conquistó la ciudad concedió a Bernardo Tort, arzobispo de Tarragona y obispo provisional de Tortosa, la mezquita mayor de la ciudad y todas sus posesiones; este obispo la convirtió enseguida en catedral románica y aprovechando las edificaciones musulmanas las reconvirtió en estancias para el monasterio. Se nombró obispo a Gaufred d’Avinyó (1151-1165) el cual era abad de la canónica de Sant Ruf de Tortosa. En tiempos del obispo Ponç de Torrella (1213-1254) se fueron ampliando los dominios de la diócesis con la anexión de los territorios valencianos de Morella y Borriana, construyéndose un palacio episcopal bajo el mandato del obispo Berenguer de Prat (1316-1340). Se iniciaron las obras de la nueva catedral gótica antes de haber pasado dos siglos de la consagración de la anterior, durante el obispado de Arnau de Lordat (1341-1346). Se sabe de la existencia de concurso para adjudicar las obras al cual se presentaron Antoni Guarc y Benet Basques de Montblanc. Fue finalmente un tercer maestro de obras Bernat Dalguaire, quien en mayo de 1346 firmó las capitulaciones del contrato, siendo nombrado como maestro picapedrero. Consta de una planta de tres naves con deambulatorio y un ábside con nueve capillas radiales. La construcción de la nave fue muy lenta y con interrupciones frecuentes. Gracias a las donaciones hechas en 1487 por Miguel Terga, se pudo acabar la primera bóveda de la nave después del altar y en 1496 se pintaba la clave de bóveda de este tramo así como su pavimentación. En el año 1586 se llegaba a los pilares del tercer y cuatro tramo y se abría una puerta que comunicaba el tercer tramo con el claustro. Sin esperar la terminación de las obras, en el año 1597 se procedió a una nueva consagración por el obispo Gaspar Punter i Barreda, en ese mismo año se colocó la primera piedra del baptisterio y de la torre.
El Capítulo catedralicio decidió adoptar las nuevas formas barrocas para completar la obra en la fachada, que se prolongó hasta la mitad del siglo XVIII. A partir de aquí la actividad de este periodo se demuestra sobre todo por la gran cantidad de capillas que se realizaron como la de la Virgen de la Cinta realizada entre los años 1672 y 1725.
Tiene planta basilical de tres naves separadas por pilares y con capillas laterales entre los contrafuertes, con bóveda de crucería cuadrangular que en el ábside son en forma de trapecio y triángulos; todas convergen en la gran clave de bóveda central del presbiterio, donde está esculpida y policromada la representación de la Coronación de la Virgen por su Hijo. La cabecera está formada por un ábside semicircular, rodeado por una doble girola, la única de esta clase que existe en Cataluña, la primera formada por la prolongación de las dos naves laterales y la segunda por las capillas radiales con una separación entre el ábside y la girola con dos niveles de arcos apuntados, el inferior calado con tracería gótica flamígera. La disminución progresiva de la altura de los cuerpos del ábside, deambulatorio y capillas radiales consiguen el poder tener tres niveles de vitrales que inundan de luz el interior del templo.
El coro de estilo renacentista fue realizado por Cristóbal de Salamanca, que ya había trabajado en el coro superior del monasterio de Montserrat y que fue ayudado entre otros, por el carpintero de la catedral Gabriel Sit.
La fachada principal esta formada por cinco cuerpos separados por grandes pilastras con capiteles decorados y coronados por una cornisa moldurada y con decoración vegetal. Se llevó a cabo entre los años 1728 y 1757, quedado inacabada. Se utilizó para su construcción piedra de Flix, Vinebre, Ascó y Riba-roja de Ebro. El claustro es del siglo XIII y se encuentra adosado al muro sur de la catedral. Consta de planta trapezoidal, con galerías cubiertas y formadas por arcos ojivales sobre columnas con capiteles sin decoración. Bajo el claustro se conserva un gran refugio antiaéreo construido en 1937-1938 y visitable en buena parte.

 

 

Catedral de San Pedro y Santa María de Valencia (1262)

La catedral de Valencia se empezó a construir en el año 1262 sobre el solar que ocupó la antigua mezquita. Es de planta gótica, de tres naves, con crucero cubierto con cimborrio y ábside poligonal. Como ocurre con muchas catedrales su estilo no es del todo gótico ya que se produce una mezcla de ellos, por ejemplo sus tres portadas. La puerta románica, llamada también Puerta del Palau o de la Seo, del siglo XIII; la puerta gótica, conocida como Puerta de los Apóstoles o de David, del siglo XIV, y bajo la cual se celebra el Tribunal de las Aguas de Valencia; y la puerta Barroca, o de los hierros del siglo XVIII. En el año 1381 el Maestro Andrés Juliá inició los trabajos para la construcción de una torre a la que se llamó Torre del Micalet, por el nombre popular de la campana de las horas. De planta octogonal, con cuatro cuerpos separados por impostas, es tal vez el monumento más representativo de Valencia. A partir del siglo XV, el campanario quedó unido a la catedral gracias a la prolongación de las naves realizada por Pere Compte.
En 1703, el alemán afincado en Valencia, Conrado Rodulfo, proyectó la fachada principal, conocida como la dels Ferros, por la verja que la rodea. Francisco Vergara el Mayor, Francisco Stolz e Ignacio Vergara, concluyeron la obra. Al ser su planta curva, el paramento cóncavo que origina creó un singular y estudiado efecto de perspectiva, desvirtuado en la actualidad a causa de las modificaciones del entorno urbano.

 

 

Catedral de Vitoria (1252)

Sancho VI de Navarra fundo Vitoria en el año 1181, debido a un gran incendio ocurrido en 1202 el rey Alfonso VII reconstruyó la ciudad, pero no fue hasta el año 1205 cuando en lo más alto de la ciudad fue edificada una iglesia bajo la advocación de santa María.
Durante el reinado de Alfonso X el templo sería modificado principalmente en su interior para adquirir el aspecto gótico que presenta en la actualidad.
Durante los siguientes tres siglos se construye la torre, el coro, numerosas capillas interiores y sepulcros. El siglo XVI también fue decisivo para la historia futura del templo. El cambio de las antiguas bóvedas de madera por una nueva de piedra hizo necesaria la construcción de nuevos contrafuertes que pudieran soportar y contrarrestar las nuevas tensiones, lo que, a la postre, significó una infinidad de problemas estructurales para el conjunto del nuevo edificio.
A consecuencia de este cambio de sobrepeso, la fabrica de la catedral se resintió enormemente ocasionando continuas obras de restauración que se han prologado hasta nuestros días. Finalmente, en el año 1997, la Diputación de Álava, ante el estado general del edificio que se escora ineludiblemente, la cierra y se plantea acometer un plan integral de restauración, con el fin de solucionar todos los problemas históricos y dotarlo de una estructura y cimientos sólidos que permitan su continuidad futura. Las obras se prolongarán hasta el 2010.
Tiene una planta de cruz latina, con tres naves con amplio crucero y cabecera. En su interior tiene cuatro capillas rectangulares y una girola a la que se abren otras tres capillas poligonales. Cuenta, además, con un hermoso y frágil triforio y un pórtico del siglo XIV que contiene esculturas muy interesantes.

 

 

Catedral de el Salvador de Zamora (1151)

Aunque la catedral de Zamora nació románica he querido incluirla dentro del gótico ya que, debido a las continuas campañas constructivas que se iban realizando, se empezaron a introducir elementos góticos en ella, aunque no tan importantes como para cambiar el estilo predominante. Es importante recordar que las bóvedas de ojivas de su nave central son de las más tempranas de España y anuncian ya el gótico.
En donde se encuentra ahora la catedral, existía otra anteriormente, pero como esta no reunía las condiciones necesarias, se decidió la construcción de un nuevo templo. La primera piedra se puso en 1151 durante el reinado de Alfonso VII el Emperador y su hermana Sancha, bajo el mandato del obispo Esteban. Al cabo de 23 años, la catedral ya estaba prácticamente terminada, concluyéndola el obispo Guillermo a finales del siglo XII y consagrándose en el año 1173.
La planta es basilical, de tres naves de cuarto tramos más transepto poco marcado en planta, pero fuertemente potenciado en alzado, y originalmente tenía una cabecera triabsidal escalonada, pero fue sustituida por una gótica en el siglo XVI. Consta de cañón apuntado para los brazos del crucero con cimborrio en el centro, bóvedas de crucería y arista poco capialzadas en los laterales, apeando éstas sobre pilares cuadrados con tres columnas por lado con capiteles lisos. El coro fue realizado por Juan de Bruselas y es de estilo gótico tardío. Tiene dos pisos dividido en tres lados. Los asientos de la sillería alta llevan tallas de apóstoles, santos y relieves de leyendas populares. Los de la sillería baja representan patriarcas, reyes y profetas, y en los brazos de las sillas destacan relieves de escenas grotescas y asuntos profanos.
La Puerta del Obispo, es una obra maestra del románico de transición y está abierta en el brazo meridional del crucero, hacia el palacio episcopal, y de ahí el nombre. Está organizada en tres cuerpos e igual numero de calles; en el inferior, la central acoge la puerta de acceso cobijada por arquivoltas lobuladas con arquillos de herradura muy cerrados; las laterales tienen puertas fingidas cuyos tímpanos lucen una Virgen con Niño según el tipo Theotokos entre dos ángeles turiferarios, y san Pablo y san Juan Evangelista. Desde el punto de vista arquitectónico, en esta fachada pesan influencia fundamentalmente musulmanas y otras provenientes de Francia. En el crucero se alza un cimborrio con un tambor de 16 ventanas sobre el que se levanta una cúpula de gallones revestidos con escamas de piedra y soportada con pechinas de clara influencia bizantina pero con un ligero toque francés.
La torre, de estilo románico es de planta cuadrada, sita a los pies del templo, mide 45 metros de altura, tiene los primeros cuerpos macizos y vanos semicirculares; todavía estaba en construcción en 1236. Sirvió hasta el terremoto de Lisboa como cárcel del Cabildo.

 

 

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