La función del órgano en la catedral es la de acompañar a los cantores cuando se interpreta canto llano y canto de órgano o polifonía, y hacer solos en momentos determinados del acto litúrgico. Toda catedral que se precie debe tener uno, de hecho la mayoría de ellas lo tienen, pero muchos hace tiempo que están mudos. No solo la catedral vive de sus arcos apuntados, de sus bóvedas de crucería o de sus vitrales; también lo hace cuando suena el órgano imitando sonidos de violín, flauta u oboe, llenando el espacio ascendente de ecos plebeyos, burgueses y celestiales.
Primeramente voy a hacer un pequeño resumen del origen y desarrollo de este instrumento hasta nuestros días y posteriormente describiré algunos de ellos que se encuentren en catedrales que por su importancia merezcan ser descritos.

En latín, organum designa cualquier instrumento; como nombre propio, señala el instrumento por excelencia de la música, en el cual mediante un mecanismo que los ponga en la mano de un mismo hombre, se reúnen o tratan de reunirse todos los instrumentos (órganos) o su imitación. Su construcción no tiene otra limitación que la posibilidad dicha de abarcar todos los instrumentos, quedando fuera de su alcance los de percusión y los de punteo. Tres elementos principales entran en su construcción: , la tubería; , el mecanismo pulsador, teclado y sus anexos y , el aparato propulsor de aire o fuelles.
La flauta simple fue el elemento primordial; desde que al hombre se le ocurrió la idea de hacer sonar dos o más tubos a la vez, el germen del órgano quedó establecido. La tradición griega atribuye al dios Pan la invención de unir varias cañas con cera:
Pan primus calamos cera conjungens plures instituit (Virgilio).
La unión de las dos flautas en un solo instrumento va siguiendo un progreso gradual: en Egipto se tocaba el mait doble; en los Países Árabes el zoummarah y en Grecia la phorbeia. Posteriormente se introduce la flauta doble de tubos separados en ángulos que convergen en la embocadura; es la flauta asiática que en Egipto se encuentra durante las dinastías del Imperio Nuevo. Más tarde se acoplan siete tubos sujetos por uno o dos listones o bastidores: el instrumento se aplicaba, por el borde igual de los tubos, a los labios, que los recorrían, para hacer sonar las notas que el flautista quería. Es la flauta de Pan, el ougab hebreo, y se encuentra también en los monumentos chipriotas. Posteriormente la doble flauta yuxtapuesta o separada en ángulo se emboca en un pellejo o deposito de aire. Es la souponiah babilónica, y de el proceden la cornamusa zampoña y nuestro fole gallego. Luego se aumento el numero de tubos de bambú (17 o más) disponiéndolos sobre un deposito en forma de taza, con un pitón de embocadura por donde se sopla, constituyendo un órgano de boca. Tal como el cheng chino, tipo genérico de instrumentos que dependiendo de los tubos que tenga tiene una denominación distinta. La materia y forma del cheng sufrió modificaciones; deposito de aire de calabaza, luego de madera; tubos y lengüetas de bambú, más tarde de metal. Finalmente se aborda el órgano en su forma típica, que ha de seguir como modelo rudimentario y generador de este instrumento. En la primera época aparecen dos procedimientos y mecanismos para la alimentación de aire, el puramente neumático y el hidráulico, y si bien ambos coexisten y aun el segundo no es sino una modificación mecánica del primero, el que aparece en la historia con mayores esplendores de ingenio es el hidráulico. Su nombre propio es hydraulos, de hydor, agua, y aulos, flauta. Comúnmente se le ha conocido con el titulo de órgano de Herón (10-70 d.C.), ya que en sus Pneumatica lo describe minuciosamente. Aunque el que nosotros conocemos es inventado por Ktesibios.
:: Órgano hidráulico :: Era Ktesibios (285–222 a.C.) un barbero de Alejandría, que vivía en el barrio Aspendia, en tiempos de Tolomeo Evergetes I. Dotado de inteligencia extremadamente ingeniosa, sentía singular placer en inventar máquinas en cuya mayoría el agua desempeñaba el principal papel. Su mujer, Thais, compartía con él la habilidad y los inventos. Entre todos ellos el que le mereció mayor celebridad fue el de esta flauta de Pan que se toca con las manos, según feliz expresión de Filón de Bizancio, quien describe brevemente el órgano. Muchos curiosos han tratado de explicar su funcionamiento y lo que más les a intrigado es el papel que desempeñaba el agua en el artefacto musical. Hasta el erudito Fetis trató de descifrar el enigma, en vano trata de descubrir la función útil del agua en este instrumento, y se pregunta por qué razón se ha dado el nombre de hidráulico a un aparato musical donde el agua para nada sirve. Clemente Loret fue el único a fuerza de minucioso examen consiguió, en 1878, resolver el problema del agua, que quedó formulado en un muy sencillo principio: la presión del agua actúa sobre el aire del deposito neumático.
De todas las descripciones que hacen del hydraulos, la más antigua y completa es la de Herón de Alejandría: Sea un pequeño altar (bomiscos), de bronce (abcd) lleno de agua. Dentro del agua se encuentra un hemisferio hueco invertido (efgh), llamado pnigeus (apagador), que en su parte inferior tiene aberturas para dejar pasar el agua. En la cima de este pnigeus encajan dos tubos (solenes) que allí dan acceso, y se dirigen hacia fuera del altar (abcd). De ellos uno (ijk) está encorvado en la parte exterior de esta caja y comunica con una pixide de boj (pixis) o cilindro (mnop), abierto en su parte baja y bien redondeado en su interior de suerte que deje paso a un embolo (emboleys) (qr) que ajuste, impidiendo entrar por allí el aire. A este embolo va unido un vástago (cacón) muy resistente el cual se adapta otro (tu) movible alrededor de la clavija (t), vástago que balancea sobre un pie derecho enclavado fijamente en el suelo. Dentro y en la parte superior de la pixside (mnop) hay otro mas pequeño (pixidion) dotado de una abertura igual a la del cilindro mayor y que en su parte superior cierra con una tapadera provista de un orificio (trypema) por donde el aire entra en la pixide o cilindro grande. Debajo de este orificio, cuatro clavos de cabeza (peronion) sostienen, atravesándola, para que no caiga, una piel o placa de cuero (lepidion), que le cierran. Dicha placa se llama platysmation. El segundo tubo (yz) sube desde el pnigeus (efgh) hasta una cámara horizontal (F) en la cual están plantadas las flautas (auloi) (I) que con él comunican por ciertos conductos. En efecto, debajo de las flautas hay un estuche o embocadura (glosocoma) que emboca la cámara (F) con las flautas (I) por sus aberturas. Estos estuches de los glosocomas están abiertos por unos orificios o ranuras (R), por los cuales entran los poma (especie de tapones de corredera o listones) que tienen una abertura a tal medida dispuesta, que al empujarlos dentro, ésta cae exactamente debajo de la de las flautas (quedando franca comunicación entre la cámara o secreto (F) y las flautas) y al tirar de ellos hacia fuera interceptan el paso entre la cámara y las flautas. Si bajamos ahora en (u) la varilla (tu), el embolo (gr) se elevará comprimiendo el aire de la pixide (mnop), que cerrará la abertura o válvula (m) de la otra pixide menor por medio del platysmation ya citado. Entonces el aire pasará por el tubo (ijk) al pnigeus o apagador, y de este por el tubo (yz) al trasversal (F), y de allí a continuación penetrará el aire en las flautas, si sus orificios correspondientes por medio de los pomas están abiertos...... El agua que hay en la caja o pequeño altar está allí puesta para que el aire procedente del cilindro (pyxis) invada el pnigeus, levante el agua, y esta por su presión, le rechace y arroje hacia las flautas.....
Así como la disposición de los tubos o flautas y del teclado no han ofrecido duda ni dificultad, el mecanismo propulsor del aire por el papel que en él desempeña el agua ha dado lugar a interpretaciones en verdad extravagantes. Sin embargo, a poco que uno se fije, el agua desempeña en el hydraulos la misma función que unas pesas que con su presión continua sobre el deposito de aire empuja constantemente y sin interrupción el viento hacia las embocaduras de los tubos.
El órgano hidráulico tuvo un gran éxito; ya Ateneo cuenta que los alejandrinos gustaban oírle tocar durante las comidas. El invento de Ktesibios, alcanzando siempre nuevas perfecciones, pasó a Roma; el órgano que describe Vitrubio, aunque esencialmente el mismo, es ya mucho más complicado que el de su primer inventor: tiene varias hileras de tubos y dos cilindros alimentadores.
En el siglo XVIII la afición investigadora arqueológica llevó a los eruditos a fijarse en el órgano hidráulico y a ensayar una reconstrucción. Tanto Porta en Nápoles, como Kircher en Roma (1645), no consiguieron sino una copia imperfecta; sus reproducciones no conservaban fija una nota al sonar, sino que daban los diversos armónicos de ella y, oscilaba en una especie de trémolo el sonido. Bien es que todavía no se había dado en lo esencial, la importancia del agua en el artefacto. El órgano hidráulico no se generalizó tan pronto; desde su origen fue un objeto de lujo, ornamento de jardines y compañero de la opulencia. En tiempos de Nerón era poseído como una novedad desconocida; es cierto que éste dedicaba a estos nuevos órganos hidráulicos parte del día. Petronio asegura que los gladiadores y atletas combatían al son de sus potentes sonidos. Durante los siglos IV al VI se extendió por los dominios romanos de Oriente y Occidente pero a causa de la invasión barbara su uso desaparece hasta bien entrado el siglo XII aunque con algunas modificaciones en lo que respecta a la propulsión de aire que ahora hacen sonar las flautas vapor de agua.
:: Órgano neumático ordinario :: Antes que el órgano hidráulico debió existir el órgano neumático; sin embargo no se tienen noticias de éste, tan minuciosas ni tan antiguas como de aquel. Coexistió con él y compartió hasta el siglo XII siendo a partir de entonces el único empleado. Casiodoro, en el siglo V, hace la siguiente descripción de este tipo de órgano: Es una torre fabricada con diversos tubos, en los cuales impulsada por fuelles se produce muy llana y abundante voz, y para que esta quede compuesta y se ordene en modulación artística, de su interior sale un cierto mecanismo de lenguas de madera, que pulsadas con disciplina y orden por los dedos de los maestros, forman muy nutrida y suavisima consonancia.
Además de estos grandes órganos, fabricaban los bizantinos órganos portátiles, que fueron los primeros que de Oriente a Occidente fueron introducidos por los embajadores imperiales. Los órganos bizantinos, grandes y pequeños, no tienen más que dos juegos, uno de flautas y otro de lengüetas; su teclado daba 15 o 16 notas, más cuatro teclas para las seminotas: re#, fa#, sol# y la#. La potencia de sonido era la cualidad más apreciada. Como se ve, el órgano en sus principios no tuvo, ni en el paganismo ni en el cristianismo, carácter religioso. La Iglesia bizantina, que lo utilizó en los circos y palacios, no lo admitió en el culto. Pero hacia la segunda mitad del siglo VII, durante el pontificado del papa Vitaliano, estableció el uso del instrumento en el culto. El texto que sirve de apoyo a tal afirmación, no es claro, y ha dado y dará lugar a mucha discusión; lo que sí está claro es que durante el Papado de San Dámaso, se sabe que el órgano ya estaba constituido definitivamente como instrumento religioso. Los emperadores bizantinos, enviaron entre sus presentes a los reyes francos algunos de aquellos órganos de uso profano, que viéndolo por estos como ingenio admirable de la industria musical, los destinaban desde luego a Dios en alguna iglesia. En Alemania, durante el reinado de Ludovico Pio, se extiende el uso del órgano y encarga para la catedral de Aquisgrán al sacerdote veneciano Jorge de Benevento un órgano. El papa Juan VIII pide en el año 872 a Aunón, obispo de Frisinga, que le envíen un buen órgano y un perito organista, prueba de que en esta época el arte de tocar y construir el órgano tenia en Alemania los mejores cultivadores. Se dice que en este tiempo se construyó el primer órgano de importancia en Munich, y que los órganos de Baviera propagaron su industria en Italia. Desde luego puede señalarse la mitad del X como la fecha de partida para la introducción del órgano en Alemania, Inglaterra, Italia y el resto de Europa. En 951 el arzobispo Elfegio mandó construir el famoso órgano de Winchester, Inglaterra. Presentaba un teclado de 40 teclas para 400 tubos, lo tocaban dos organistas y era alimentado por 26 fuelles, que necesitaban un ejercito de 70 personas para hacerlo funcionar. Estos antiguos órganos medievales hasta el siglo XIII y XIV eran muy rudimentarios. Tenían pocas teclas, pero en cambio eran desmesuradamente largas y anchas; era fácil y sin proponerselo bajar dos teclas a la vez con las consabidas consecuencias. Los fuelles, malísimos, carecían de peso, y la regularización del viento dependía únicamente de la fuerza del entonador. En el transcurso del siglo XIII se perfeccionó ligeramente el órgano: las teclas disminuyen de tamaño y su numero en todas direcciones hasta llenar dos o tres octavas; se intercalan las notas cromáticas; solo la octava grave inferior permanece imperfecta y corta. Empieza a usarse el estaño para la confección de los tubos.
Figuran como constructores de órgano Juan de Colonia (1250), el dominico Ulrico Engelbrecht (1260) que construyó el órgano para la catedral de Estrasburgo y Nicolás Faber (1359) entre otros.
Aunque no se conoce fecha ni inventor determinado, aparecen en esta época los pedales. Habiéndose atribuido su invención al alemán Bernhard, organista de los dux de Venecia. El teclado de pedales no abarcaba más que una octava; las teclas eran una especie de espigas muy cortas, unidas al teclado manual, y su única función consistía en doblar algunos bajos a la octava inferior. En España se las llamó contras, porque su oficio armónico era el de un contrabajo profundo para notas tenidas. En el siglo XV los fuelles aumentan de numero a proporción de las dimensiones del instrumento y están dispuestos a modo que el entonador fijara un pie sobre cada uno, siendo por lo tanto, necesarios tantos hombres como mitad de fuelles hubiera; el numero de estos oscilaba entre diez o veinte en los órganos grandes. A la vez se construían otros pequeños y portátiles, cuyas formas y contornos recuerdan los órganos del principio de la Edad Media; se llevaba colgado, mediante una correa, del hombro, o bien se sostenía sobre las rodillas al tocar; la mano derecha pulsaba las teclas, y la izquierda manejaba los fuelles. Los había algo mayores a propósito de ser colocados sobre una mesa, poco más extensos de teclado, con frecuencia tenían dos fuelles y necesitaban ya ser manejados por dos personas: organista y entonador. También podemos citar los portátiles de iglesia, dispuestos para ser llevados en andas de un lugar a otro. El elemento principal de estos organillos fue el registro de regalía, por lo cual muchos de estos órganos se llamaban realejos, regal o regabelium. El registro de regalía era de lengüeta sin tubo, a la cual más tarde se añadió un tubo cónico muy corto para suavizar un poco los sonidos. El uso de estos órganos portátiles perduró hasta el siglo XVII.
El órgano salió de la Edad Media constituido en un instrumento completo y perfecto. Todo su mecanismo se perfecciona durante los dos últimos siglos hasta constituir un instrumento que no solo reúne en si la potencialidad sonora de varios instrumentos, sino que los agrupa y separa a voluntad. En un principio este mecanismo seleccionador de los tubos no existía, pero se consiguió resolverlo más adelante con las válvulas de ventilla. Más esencial a la naturaleza y condición sonora del órgano fue el invento de las mixturas ó juegos en que para una sola tecla o nota se ponen varios tubos no acordados al unísono, pero haciendo en ellos aplicación practica de los sonidos armónicos. Esta mezcla de sonidos creó en el órgano una sonoridad peculiar y rica en armonía, el cual fue un invento en que la Edad Media se adelantó con mucho a los progresos científicos de la física. Para alcanzar nuevos timbres los organeros se las ingenian en variar las formas de los tubos, ya se les termina en punta, obteniendo diversas clases de flautas, ya se remata el tubo tapando la salida junto a otros más delgados a modo de chimenea, ya se construyen tubos cónicos, y se les da, las mas caprichosas formas para conseguir sonoridades y timbres nuevos.
En el siglo XVI se construyeron importantes órganos en España, como el de Sevilla que lo hizo el flamenco maese Jorge; los cuatro grandes órganos de la iglesia basilical del Escorial para el crucero y el coro que fueron construidos por el maese Giles Brevost e hijos, que entre los cuatro suman un total de 5348 tubos; y pese a la fama que le convirtió, transcurrido el tiempo, en un instrumento malsonante a finales de este siglo, Luis Zapata, poeta y participante en torneos y justa, en su miscelánea, describe al órgano de Móstoles entre los mejores de España: :: El mayor órgano, el de Móstoles, tiene 21 diferencias admirables: lo ordinario, lo flautado, orlos, dulzainas, trompetillas, pajarillos y aun voces humanas, vihuelas de arco, arias con temblantes, tamboriles, cornetas y chirimías ::.
En 1570 se inventaron los fuelles de entablillado o de pliegues de madera, atribuidos a Juan Lobsinger por unos, y por otros a Henning de Hildesheim, ambos alemanes.
El empeño de los organeros desde el siglo XVII hasta finales del XVIII, se dirige a dotar al órgano de una gran variedad de timbres y a aumentar su potencia sonora. Por lo tanto se busca la imitación de los instrumentos de orquesta, para lo cual ya se dispone la embocadura y labios de los tubos de modo que retardaba algo la emisión de sonido, reprodujera el ataque del arco sobre las cuerdas asemejando al violín, violoncelo, viola, contrabajo, o por una fuerte presión de aire se intenta el efecto del golpe de lengua del clarinete, trompa y trompeta; y para lo segundo, se recurre a la multiplicación de juegos y teclados. A principios del siglo XVIII se inventó en Inglaterra un nuevo sistema de fuelles de tablas paralelas llamados de linterna que reemplazó ventajosamente a los fuelles cuneiformes, evitando las bruscas sacudidas que antes tenían lugar en el manejo de estos. En los fuelles de linterna la tabla superior se levanta en toda su superficie; el fuelle tiene el cometido de deposito, y se alimenta por medio de otro u otros dos fuelles o bombas aspirantes colocadas debajo de la linterna o deposito; la fuerza del entonador actúa directamente sobre dichos subfuelles que lo llenan con aire aspirado de fuera, el interior del deposito; un sistema de báscula compuesto por dos placas-estribo enlazados en una balanza, sobre las cuales coloca el entonador los pies, pone en movimiento el conjunto.
Como la presión que ejercía el entonador sobre los fuelles era irregular en el tiempo, un relojero inglés remedió el problema. Cummins, por medio de un método sencillisimo, resolvió el problema; colocó los pliegues de los fuelles en posición alternada, es decir, uno mirando hacia afuera y el siguiente hacia dentro, con lo cual se compensaban mutuamente. Este sistema fue introducido en Francia por Sebastián Erard hacia 1827, quien se trajo de Londres a John Abbey, el cual aplicó el sistema Cummins por primera vez a un pequeño órgano expresivo que construyó bajo la dirección de Erard. Poco antes, Marcussen, organero de Apenrade (Silesia), inventó los fuelles de cofre kastengeblüse, que se aplicaron por primera vez en 1819.
Uno de los más notables reformadores del arte de la organería fue el abate Jorge José Vogler, nacido en Wurzburgo en 1749. Se concentró principalmente en la simplificación del mecanismo; colocó sobre los secretos los tubos en su orden de tono, puso los teclados en comunicación directa con los secretos, resultando de construcción más sencilla; les da ligereza haciéndoles de más suave pulsación; hace que el viento vaya directamente de los fuelles a los secretos; suprime los tubos de fachada y penetrando en las secretas relaciones acústicas pone en practica el celebre principio de Tartini.
Entre los organeros más celebres deben citarse en Italia a Francisco Barthelemy Antegnati y a Azzolina della Caya, que en 1783 terminó el gran órgano de Pisa. En Alemania, que fue desde el siglo XIV la cuna del arte de la organeria, hay que destacar a Godofredo Silbermann, que con su hermano Andrés construyeron más de doscientos órganos y a Zacarias Theusner, autor del gran órgano de Merseburgo. En Holanda los más importantes fueron la familia Lohman y en particular Nicolás Antonio Lohman que cuenta con más de 130 órganos realizados y Juan Bätz, cabeza de familia de organeros, que construyo muchos instrumentos y fue uno de los mejores constructores del siglo XVII. En Bélgica Pedro van Peteghem, padre de familia de organeros cuya labor duró siglo y medio. En Francia, el benedictino Francisco Bedos de Celles, autor de la celebre obra Le facteur d´orgues, verdadero monumento del arte de la organería y constructor de varios de ellos, de entre los cuales el de Burdeos es el mejor y sobre todo hay que destacar en el siglo XIX a Arístides Cavaillé-Coll (1811-1899), sin duda, el más grande constructor de órganos de este siglo y acaso el más genial en toda la historia del arte de la organería. Sin él y sus aportes al perfeccionamiento del instrumento rey, no habría podido darse el surgimiento de la Escuela Francesa, cuya figura cumbre fue César Franck.
Arístides Cavaillé-Coll se inició en la ciencia y el arte de la organería junto a su padre, Dominique, francés con ascendencia catalana, quien se destacó durante toda una época en la construcción de sólidos y prestigiados instrumentos. Hasta 1834 trabajó Arístides en el taller paterno en Toulousse. Había tomado parte en la construcción de varios órganos importantes en colaboración con su padre y su hermano Vicente, quien también se distinguiría en este arte. Muy pronto se independizaron de su padre. Igualmente, a temprana edad Arístides mostró gran interés en los estudios teóricos de las cuestiones de acústica y de ingeniería relacionadas con su oficio y en la experimentación de nuevas soluciones para determinados problemas. Asimismo, pronto comenzó a introducir innovaciones que, a la larga, producirían un cambio muy profundo en el carácter del instrumento religioso. Entre las innovaciones que introdujo Cavaillé-Coll en el órgano están la aplicación de la palanca neumática de Baker a los acoplamientos de teclados y como elemento auxiliar en las transmisiones largas o difíciles desde la tecla al tubo. Cavaille-Coll quiso dar al organista la facultad de combinar los juegos como quisiera y necesitase, y hacerles funcionar en el momento oportuno. Los registros de combinación y pedales de combinación conducen a tal fin. Para esto se destina en el secreto o sommier un departamento para los juegos de combinación que son de ordinario, bombardas, trompetas, clarines, címbala, quinta, octava, octavín, cromorno, corno inglés, clarinete, voz humana, etc., departamento que se abre y se cierra por medio de una solapa que mueve el pedal de combinación. Por lo que se refiere a los fuelles, que ya con los plegados antisimetricos de Cummins habían progresado bastante, experimentaron un nuevo perfeccionamiento con el sistema de paralelogramos adaptado a cada deposito, que regulaba el paralelismo de las tablas y las imprimía un movimiento uniforme, y posteriormente con el invento de un nuevo sistema de fuelles de diferentes presiones que permitía regularizar la presión del viento de una manera exacta y proporcional a los diversos juegos. Otro de los inventos de Cavaillé-Coll consistió en el empleo de un doble secreto de válvulas dobles que da viento a los fuelles sin la menor alteración de la presión, empleando los juegos de un mismo secreto, juntos o por separado.
Algunas de las obras más famosas de Cavaille-Coll son los órganos de Santa Clotilde (1859); el de Saint-Sulpice (1862); el de la Madeleine (1846), todos ellos en París; el de la catedral de Saint-Brieuc (1848); el de la catedral de Orleans (1880); el de Notre-Dame de Saint-Omer (1855); el de Saint-Ouen de Rouen (1890); desafortunadamente desaparecido; y su obra maestra, el de Notre-Dame de París (1864-1867), de cinco teclados manuales, teclado de pedales, 85 registros. La culminación de su obra habría sido el instrumento monumental para la basílica de San Pedro en Roma, construcción que desgraciadamente no llegó a realizarse. Quedó como un proyecto detallado, que constituye una de las obras teóricas del artista. Cavaille-Coll aplicó la palanca neumática al órgano de San Dionisio; después construyo el de San Sulpicio, inaugurado el 26 de abril de 1862 que consta de 5 teclados, 100 juegos, 118 registros, 20 pedales de combinación y 7600 tubos.
Después de haber construido para todas las partes del mundo muchos centenares de órganos, amargado por no haber podido realizar su proyecto del órgano monumental, que como cima y remate de todas sus obras concibió para San Pedro de Roma, dejó la dirección de su empresa a Carlos Mutin, murió el 13 de octubre de 1899.
La electricidad vino a enriquecer la mecánica del órgano, echando por tierra procedimientos antiguos, entrando en una nueva era en el arte organero. Se benefició sobre todo el mecanismo transmisor entre la consola y el secreto así como la incorporación de ventiladores eléctricos para la alimentación de aire a los fuelles.
Por lo que respecta a España no se puede establecer una fecha concreta que señale la introducción del órgano antes de la invasión de los árabes. En 1254 había un maestro organero en la Universidad de Salamanca y por los libros de cuentas de entradas y gastos del rey Don Sancho el Bravo, figura una partida para el maestre de los órganos. En Toledo no se citan hasta 1388 y se colocaron los primeros sobre una de las puertas de entrada de la ciudad, que después se llamó la de los órganos viejos; en 1482 se agrega una ración para dotar al organista y en 1493 se manda construir un realejo que acompañe a los cantores en la procesión del Corpus (1493). El rey Enrique IV donó a la catedral de Segovia varios grandes órganos; posteriormente el emperador Carlos V hizo construir un gran órgano que desde entonces se conoce con el nombre de órgano del emperador. Entre los siglos XV y XVI podemos citar a los siguientes organeros: Juan Rodríguez de Córdoba, reformador de un órgano de la catedral de Toledo; Gonzalo Hernández de Córdoba, que construyó otro órgano para la misma catedral en 1541 y Juan Gaitan. Ya en el siglo XVIII aparecen Francisco de Cases, que construyó el órgano del monasterio de Nuestra Señora de Poblet y Jorge Boch, autor del órgano de la Capilla Real de Madrid en 1779 y el de la catedral de Sevilla. En el siglo XIX cave señalar a Verdalonga o Bordalonga que restauró el órgano prioral del Escorial.
Como cierre del resumen de la historia del órgano describo aquí algunos modelos que se emplearon en mayor o menor medida o que, simplemente, son ejemplares curiosos.
:: Órgano à archi :: Construido por Vicentino de Venecia en 1561. Imita el timbre de tres instrumentos.
:: Órgano aeroline :: Invento de Eschembadt (1814). Se basa en el empleo de lengüetas libres.
:: Órgano autofono :: Órgano de tubos de cartón inventado por Davoson, Londres (1851).
:: Órgano barestal :: Un solo tubo produce la nota, su octava y los 12 semitonos intermedios; invento de Duci, de Florencia (1851).
:: Órgano de Barberi :: Organillo de manubrio y cilindro, por supuesto a base de tubos y fuelles, inventado por el italiano Barberi. Tenia un cilindro con una cremallera que correspondía a las pequeñas palancas de las teclas, y otro cilindro en el cual se enrollaba el papel.
:: Órgano de cadereta :: Corresponde al órgano positivo: tenia los registros a ambos lados del asiento del organista, cerca de las caderas.
:: Órgano de cilindro :: Órgano cuyo mecanismo principal es un cilindro con pequeñas puntas de metal, encerrado dentro de una caja de madera. Puesto en movimiento el cilindro por medio de un manubrio o de algún resorte, las puntas metálicas mueven sucesiva o simultaneamente unas pequeñas teclas que abren los tubos neumaticos.
:: Órgano de los gatos :: Invención grotesca y festiva en la cual una serie de gatos clasificados en escala por el tono de su maullido, ocupaban tantas cajas como teclas, dejando el rabo fuera; el mecanismo de la tecla consistía en apretar al gato haciendole maullar. Por cierto, el organista era un oso. Muy popular en la corte de Felipe II.
:: Órgano de los sabores :: Curioso órgano que inventó el abate Poncelet en 1710. Al hacer funcionar cada una de las teclas, además de producir el sonido correspondiente, caía una gota de licor de una botellita correspondiente a cada tubo. las gotas de licor se recogían en un vaso, y el autor de este órgano quería que el ejecutante se bebiese aquella mezcla de licores. Pero estos estaban dispuestos de tal manera que según fuese la música mala o buena, producía la bebida efectos desagradables o agradables.
:: Órgano de mano :: Antiguo órgano portátil que lo llevaba colgado el propio instrumentista, con un teclado de 7 a 10 notas, dos filas de otros tantos tubos y un pequeño fuelle.
:: Órgano de pie :: Órgano pequeño. Parte del órgano que se colocaba detras del ejecutante, en la fachada que se forma para el asiento.
:: Órgano lírico :: Invento del francés Saint-Pern en 1810. Tenia la forma de un armario con un piano y algunos instrumentos de viento a su alrededor.
:: Órgano realejo :: Órgano que tiene el registro regale o regalía que era de lengüeta.
:: Órgano sostenedor :: Invento de Baudot (1831), destinado a sostener la voz por medio de una escala cromática de acordes que se podía aplicar a todos los tonos.
:: Órgano trompeta :: Un cilindro con 20 trompetas, 2 tambores, platillos y triángulo, que suenan mecanicamente. Lo inventó a principios del siglo XIX van Oeklen.

Festivales de órganos en catedrales

Festival Internacional de Órgano Catedral de León


Ubicación del futuro nuevo órgano de la catedral de León realizado por el maestro organero Phillipp Klais

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