Orígenes de la Cabalá

En la antigua literatura judaica cabalá era el cuerpo total de la doctrina religiosa recibida, con excepción del Pentateuco. Así pues incluía los profetas y los hagiógrafos, así como las tradiciones orales incorporadas en tiempos posteriores en la Michna. A partir del siglo X se consideró la cabalá como ciencia secreta y misteriosa de los judíos, un sistema de teosofía, destinado por tanto a explicar el universo por la creación del ser uno y absoluto. Los misterios que los cabalistas se proponen desentrañar en los seres de la naturaleza se contienen en el Sagrado Texto y de él suelen sacarse comúnmente en virtud de la tradición recibida de los antepasados: Kabbalah significa tradición.
Se divide la cabalá en: especulativa y practica. La especulativa investiga los sentidos recónditos relativos a la Sagrada Escritura y a los misterios de la naturaleza y la creación; la practica pretende obrar milagros en la curación de un enfermo, la expulsión de un demonio, etc., en el hecho de invocar o escribir el tetragramático nombre donay o ciertos pasajes o palabras de la Biblia escritas en tablillas, colgándoselas del cuello del interesado. La especulativa se subdivide en artificial o simbólica y real o dogmática. Para descifrar los altísimos sentidos de la Biblia se prescriben determinadas reglas hermenéuticas. Así, las palabras de algunos versos de la Sagrada Escritura que se consideran de un significado oscuro se colocan verticalmente pare ser leídas de esa manera, resultando nuevas palabras con un significado diferente. Las palabras se disponen en forma de cuadro para poder ser leidas verticalmente o en bustrófedon. A reglas de este orden responden las tres variedades de cabalá simbólica: la gematría, el notaricon y la temoura. La gematría (corrupción de geometría) considera el valor numérico de la palabra o palabras del texto, cuyo sentido se indaga, el cual será el de otra palabra extraña, cuyas letras sumen el mismo valor numérico que aquella o aquellas. Por el notaricon se juntan, a manera de acróstico, las letras iniciales o las finales de las palabras de una frase, para formar con ellas una palabra resultante. En la temoura el nuevo sentido sacado de una palabra sale transponiendo las letras de que se compone, o separándolas de manera que formen diferentes palabras, o sea un procedimiento anagramático. La cabalá dogmática explica los sentidos ocultos de ciertas palabras de la Biblia con respecto a los fenómenos de la historia de la creación. Es de dos tipos: la ciencia de la mercava, que trata del mundo supralunar, y la ciencia del bereschith, que se ocupa del mundo sublunar, esto es, el de los fenómenos.
La doctrina principal de la verdadera cabalá, que es la más reciente, abraza la naturaleza de la divinidad, las divinas emanaciones, la cosmogonía, la creación de los ángeles y el hombre, sus destinos y el significado de la verdadera ley. Es pues doctrina filosófico-mística, la cual está contenida en los libros Jearah (creación) y Zohar (resplandor). Según el contenido del Zohar, Dios se manifestó gradualmente por medio de emanaciones. Está por encima de todas las cosas y es infinito y como tal se llama En Soph. Es el espacio del universo conteniendo el Todo, por más que el universo no es su espacio. El gran espacio que llena estaba invadido de luz resplandeciente. Dotado del poder de crear, procedió ante todo a producir la masa del universo. Para ello el "En Soph" efectuó dos movimientos: uno de contracción sobre el seno de su propia sustancia, produciendo así un inmenso vacío orbicular que quedó iluminado con luz más tenue que la indicada; y otro de expansión, por la que la sustancia ensófica volvió a ocupar aquel espacio que había quedado vacío. Como Dios es perfecto y de ponerse en contacto con el mundo de la creación quedaría profanado, dotado como estaba del deseo y la intención de crear, lo efectuó por la mediación de las diez inteligencias o Sephiroth que de él emanan. La primera manifestación de la voluntad primordial divina es la primera Sephirath o emanación, que produjo las otras nueve, y de estas la segunda produjo la tercera, ésta la cuarta y así con todas las demás.
He aquí los diez Sephiroth:
:: 01 :: Corona (Kether)
:: 02 :: Sabiduría (Chokmah)
:: 03 :: Inteligencia (Binah)
:: 04 :: Amor (Chesed)
:: 05 :: Justicia (Geburah)
:: 06 :: Belleza (Tiphereth)
:: 07 :: Triunfo (Netzach)
:: 08 :: Gloria (Hod)
:: 09 :: Base (Yesod)
:: 10 :: Reino (Malkuth)
Los Sephiroth son representados en diez cifras dispuestas en tres columnas. En su totalidad son llamados el Hombre arquetipo o Árbol de la Vida o cabalístico. De las tres columnas la de la derecha, en numero de tres Sephiroth, representan los elementos masculinos, de los que el 2º engendra al 4º y éste al 7º, y es la columna de la misericordia; la de la izquierda (3, 5, 8) es la columna de la justicia y la forman elementos femeninos; la del medio es la columna central, de conciliación (1, 6, 9). La primera pareja Sabiduría e Inteligencia, está unida por la primera potencia; la Corona; la segunda (4, 5), Amor y Justicia, emanada de la anterior, va unida por la potencia Belleza (6); la tercera, Triunfo y Gloria (7, 8), va unida a la Base (9). De aquí resultan tres triadas. Estas diez potencias se agrupan en tres triadas, dentro de la decada, denominadas por la potencia que une a cada una de las parejas. La triada Corona representa al llamado Mundo Intelectual y constituye la divina cabeza del hombre arquetipo; la segunda triada, Belleza, representa el Mundo Afectivo o Moral, y constituye el pecho y brazos del hombre arquetipo; la tercera triada, Base, es el órgano genital, que con las piernas constituye a aquella; la decima Sephirath une las nueve restantes unidades y constituye el Mundo Material; es llamada Reino y Reina o Matrona como mundo material. Por razón de la capacidad de la triada Belleza se dice entre los cabalistas que ésta es el Sagrado Rey o simplemente el Rey, y de la unión del Rey con la Reina, en la que se comprenden todos los Sephiroth, se produjo el universo en su propia imagen. De hecho cada Sephira es una trinidad en si misma, dotada de carácter absoluto que recibe de lo alto y comunica con los seres inferiores. Las triadas se las distinguen también por los colores: el grupo de la derecha es blanco, el de la derecha es encarnado, el del medio azul, amarillo o verde. La explicación por uniones sexuales de las obras de Dios es uno de los rasgos que distinguen la cabalá.
El universo consta de cuatro diferentes mundos, cada uno de los cuales se explica por especial sistema serfirico de emanaciones. Son: el Mundo de las Emanaciones, derivado directamente del En Soph y llamado Hombre Celestial o Arquetípico: tal es el mundo Aziláh; el Mundo Beriáh (de Baráh, crecer), que contiene las formas puras o substancias simples, considerados como como esencias inteligentes y espirituales; el Mundo Jeziráh (de Jazar, formar), o sea de las esferas celestes, de las almas o de los ángeles; el Mundo Asijjah (de Asah, hacer), que es el de las obras materiales de Dios. El universo sería incompleto si no hubiera sido formado el hombre, que es la cima de la creación y el microcosmos. La figura humana está configurada según las cuatro letras que constituyen el Tetragrámmaton. La cabeza tiene la forma del yod, los brazos y hombros son parecidos al he, el pecho al vau, las dos piernas con la espalda al he. Lo mismo que los Sephiroth de que emana, el alma de cada hombre tiene diez potencias, que constan de una trinidad de triadas. Las almas recorren diferentes cuerpos, hasta que son purificadas y se denienen en el mundo de los espíritus. La ultima alma que entrará en la vida terrena será la del Mesias. Observación importante de zohar es que la creación no es ex nihilo, sino que todo es expansión o evolución de los Sephiroth.
Lo contrario se establece en el Libro de la Creación (Sepher Jeziráh). Según este, el mundo ha sido creado por Dios de la nada. Este libro representa un sistema cabalístico anterior al expuesto, y es de una filosofía más inocente, menos atrevida. Se da gran importancia a las 22 letras del alfabeto hebreo, que, con los diez Sephiroth, son los instrumentos de que Dios se valió para crear el mundo. Son todos los elementos juntos, las 32 vías maravillosas de la Sabiduría. Las 22 letras se dividen en tres grupos; una triada importante, que representa al mundo material, las tres temperaturas del año (calor, frío,templado) y las tres partes del hombre, cabeza, vientre y pecho (alma inteligente, alma física y alma sensible); las siete letras b, g, d, k, f, t, r, dotadas de pronunciación doble, por lo que representan el principio dualístico, de oposición, que por doquier se halla en el mundo; vida y muerte, bien y mal, etc.; además representan los siete planetas, los siete dias de la semana, las siete puertas del alma (ojos, narices, oídos y boca), los siete cielos y climas terrestres; las otras 12 letras, que representan las 12 fronteras del espacio (las 12 aristas del cubo), los 12 signos del zodiaco, los 12 instrumentos del alma (manos, pies, riñones y otras vísceras).
Para formarse una clara idea del sistema sefirico, hay que observar la figura del árbol cabalístico. Los nombres de los Sephiroth están dispuestos de manera que los superiores afluyan a los inferiores por medio de 22 canales. Cerca del cuarto canal están colocados los 32 senderos de la Sabiduría y las 50 Puertas de la luz que dan acceso a la sabiduría suprema y a la luz de Dios. Moisés no logró llegar más que a la puerta 49 y Josué no pasó de la 47. Ni Salomón franqueó la 50.
De los dos libros citados en que se explica la doctrina de la cabalá, el Sepher Jeziráh, ya en el siglo X de nuestra era, pasaba como libro muy antiguo; la tradición lo remonta lo remonta al tiempo del patriarca Abraham o el rabí Akiba, contemporáneo de Barcoquebas (135 D.C.); pero probablemente fue compuesto a mediados del siglo IX. El Zohar se atribuye generalmente a Shimón Bar Jochai (siglo II de nuestra era); pero se admite fundamentalmente que fue escrito en España. Parece no admitir duda que la escribió Moshe´ben Sem Tob de León, en 1280. Por lo menos fue él quien primero lo conoció. El Zohar es la Biblia de los cabalistas. Es un comentario cabalístico del Pentateuco, escrito en hebreo caldaico, o mejor aun, una vasta recopilación en que, al lado de la doctrina del redactor o redactores, entraron buen numero de obras.

Relación de la cabalá en la construcción de las catedrales góticas

Moshe´ben Sem Tob de León (Moisés de León 1240-1305)

Sobre el año 1240 venía al mundo, en la judería de la ciudad de León, Moshe’ben Sem Tob, que sería más conocido como Moisés de León. Nació en el seno de una familia de rabinos y estudiosos que dio más de un personaje importante en las comunidades hebraicas de la Edad Media y de la que existen datos de su asentamiento en León (Puente Castro) desde el año 1049. Vivió durante los reinados de Alfonso X el Sabio, su hijo Sancho IV y Fernando IV. Desde muy joven se interesó por la filosofía y ya con 24 años de edad, mientras seguía sus estudios religiosos, recibió una copia de la Guía de perplejos de Maimónides. A partir de entonces empezó a interesarse por la Cabalá y dedicó varios años de su vida a contactar con cabalistas de toda la Corona de Castilla, llegando a entablar relación con un ya anciano Nahmánides y a difundir la doctrina cabalista ante el aumento de la influencia racionalista del judaísmo. Su vida se desarrollo itinerante por diferentes aljamas de la península, como Burgos, Ávila, Guadalajara, donde residió hasta 1291 y Arévalo donde murió en 1305, siendo enterrado en el cementerio judío de Ávila, en lo que hoy es la Huerta del Monasterio de la Encarnación.
Fue uno de los mejores facedores de libros de la Edad Media, siendo sus obras más importantes las siguientes:
Séfer ha- Sadot: visión del infierno y de la gloria según la tendencia mística al apócrifo Libro de Enoc.
Ha- Miskal: Un alegato contra la filosofía que trataba de involucrarse en las creencias religiosas con el fin de hacerlas supuestamente más coherentes y comprensibles.
Séfer ha-Rimmon: Obra que ha permanecido inédita hasta nuestros días. Trata de una interpretación personal de la religión judía y de sus ritos de forma cabalística.
Séfer ha-Zóhar: conocido como El Libro del Esplendor. Es sin duda su obra más conocida y famosa, que junto con el Talmud y el Antiguo Testamento, forma la trilogía sagrada de la mística cabalista; aunque para escribir el Zóhar, Moisés de León afirmó basarse en antiguos manuscritos del místico rabí Shimón Bar Jochai, santo sabio talmúdico del período de la Mishná, discípulo de rabí Akiba ben Yosef (40-135). Escrito en hebreo caldaico, es sin duda el texto básico de la cabalá; consta 23 tomos y diez sephiroth por tomo, principalmente se basa en hacer un comentario sobre el Pentateuco, estructurado como una conversación entre un grupo de amigos, eruditos y maestros espirituales. Se editó por primera vez en el año 1280.
Texto en cinco tomos del Zohar:

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